Crónicas de un periodista… ‘Chitole’ Torres, el inicio de una leyenda.

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Por: Agustín Torres Sotomayor

El grupo ‘Los Cervantes de Sinaloa de Leyva’ lo formó mi tocayo Agustín Cervantes Berrelleza a principios de la década de los 50’s.

Desde La Vainilla municipio de Sinaloa rescató la esencia de la música ranchera sinaloense. Dos años después surgió el grupo musical ‘Juárez’ formado por tres jóvenes del pueblo de La Noria y cuatro músicos de la populosa colonia ‘Juárez’ de Mazatlán. Al escuchar a ‘Los Cervantes de Sinaloa de Leyva’, el vocalista José Luis Herrera Vega y a Felipe Beltrán Osuna deciden cambiar el nombre del grupo ‘Juárez’ y lo bautizan como ‘Los Noreños de Mazatlán’.

José ‘chitole’ Torres, trasmitía en la radiodifusora el programa ‘La hora comercial de Guasave’ donde promovía nuevos valores de la canción. ‘Chitole’ había alcanzado una gran popularidad en Sonora y Sinaloa con el programa de aficionados.

‘Chitole’ descubre a Octavio Norzagaray.

En 1970 el famoso locutor organiza un concurso de aficionados, al ganador del concurso se le otorgaría como premio la grabación de un disco sencillo con la empresa Discos Tambora, de los hermanos Laveaga de Mazatlán, Sinaloa.

Una decena de jóvenes hombres y mujeres participaron en el evento que finalmente tuvo como ganador a Octavio Norzagaray, originario de San Pedro municipio de Guasave. Don Joaquín López, padre de Octavio no lo creía.

Con el apoyo de ‘Chitole’ Torres, Octavio graba su primer disco sencillo con las canciones, ‘Sufro porque te quiero’ y ‘Me voy cantándole al cielo’ donde lo acompañaron ‘Los Noreños de Mazatlán’. El disco fue un éxito en México y Estados Unidos. ‘Chitole’ impulso a Octavio a grabar otro disco más, el segundo sencillo contenía las canciones ‘Me siento culpable’ y ‘Solo un beso’. Con el programa de aficionados, el acompañamiento musical de ‘Los Cervantes de Sinaloa de Leyva’ y la participación de sus patrocinadores, el sanblaseño ‘Chitole’ Torres, llegó a todos los cines y salas de fiestas de Sinaloa y Sonora. 

Octavio Norzagaray y José ‘chitole’ Torres mantuvieron una amistad que fue para siempre. La misma amistad tuvo con Roque, Jaime, Hilde, Gloria Ema e Israel Cervantes Vea, hijos de mi tocayo Agustín, así como con Macario Arredondo, Miguel Valenzuela, Gregorio ‘goyo’ Cota, Rafael y el ‘chino’ Cota Cota.

Corazón de Oro.

Dada su inclinación por leer algunos fragmentos de poesía en su programa, el vocalista de ‘Los Noreños de Mazatlan’, José Luis Herrera, pide a ‘chitole’ que los acompañe a grabar una frase para la canción ‘Corazón de Oro’ que iban a grabar, ‘chitole’ no se hizo de rogar.

“A ti por ser infiel

Yo te perdono

Y tú que eres mujer

Lo ignoras todo

Si Dios te dio

Un corazón de oro

A mí me dio un corazón para sufrir”

La canción puso a ‘Los Noreños de Mazatlán’ en los cuernos de la luna. 

La hora comercial de Guasave por la XEORO Radio.

José ‘chitole’ Torres fue un hombre muy generoso, los patrocinadores de sus programas le ayudaban a repartir despensas, calzado, ropa nueva y usada, becas para que las niñas y niños pobres pudieran continuar sus estudios, a veces se quedaba sin dinero, ‘se me arruga el corazón de ver tanta necesidad’, decía.

Entre sus patrocinadores estaban don Ramón Izaguirre dueño de los restaurantes ‘Bahía de Teacapan’ y ‘Pacifico’, don Antonio ‘toño’ Bojórquez de ‘Bicicletas Zapopan’; Francisco ‘pancho’ Ochoa, dueño del restaurante ‘Pollo Loco’; el médico veterinario Cosme Calderón de ‘Veterinaria Guasave’; don Miguel Escoboza de ‘La Casa del Pueblo’ de Ruiz Cortines; Mony Itziar, dueño de ‘Pinturas San Fernando’; Miguel Solo de ‘Pinturas Pittsburgh’; su compadre don José García Escamilla de ‘La Casa del Campesino’ de Guamúchil; José Luis Camacho de ‘Materiales de Construcción’; Roberto Barrios, hermano de la contadora Lupita Barrios, dueño del restaurante ‘Mar de Cortez’ de Las Glorias; don Gastón Soto López de Estudios Topográficos ‘El Alazán’ y su compadre ‘Tino Chivero’, entre otros patrocinadores.

El tractor de la muerte.

El año de 1978 se convirtió en el principio del fin para el famoso locutor de San Blas, Sinaloa.

El viernes 25 de agosto de 1978, ‘chitole’ viaja en su automóvil a Guamúchil y Angostura. Llevaba las facturas de los patrocinadores de su programa ‘La hora comercial de Guasave’. Impensable que como todo buen fuertense, no llevara una hielera llena de cerveza tecate roja, ‘mis rabanitos’ decía él.

Luego de visitar tres negocios de Angostura, tomó el camino de terracería rumbo a Guamúchil. Con la velocidad que traía y una curva cuya maleza impedía ver el camino, no se dio cuenta que don Jesús María Camacho, estaba saliendo en reversa de sus tierras en el tractor, el señor de 80 años usaba lentes y no volteo a ver el Camino.

La pesada unidad se le atravesó y cuando ‘chitole’ quiso frenar se estrelló de frente con la parte trasera de la pesada máquina.

‘Chitole’ pierde el conocimiento. Don Jesús María perdió los lentes y solo tuvo golpes contusos, pero el sanblaseño quien se llevó la peor parte, quedó atrapado entre fierros retorcidos y bañado en su propia sangre.

Don Pedro Angulo, un agricultor de Guamúchil que iba pasando por el lugar del accidente se detuvo, pero al ver el estado de ‘chitole’ Torres pidió a otro de los automovilistas que se habían detenido, que avisara a las autoridades de Angostura.

Al hospital militar.

Pronto llegó una ambulancia de la Cruz Roja de Angostura, los jóvenes paramédicos tuvieron que utilizar ‘las pinzas de la vida’ para poder sacar el cuerpo inerte y ensangrentado de ‘chitole’ Torres, lo subieron a la ambulancia, luego de estabilizarlo y detectar sus signos vitales, se percataron que tenía unas costillas rotas y estaba inconsciente, su cabeza era una masa sanguinolenta, lo llevaron al Hospital Militar que estaba ubicado en Guamúchil, por la carretera a Mocorito.

¿Para qué quiero vivir sin tomar?

Al darse a conocer la noticia, los primeros en llegar fueron su compadre don José García Escamilla quien llegó acompañado de uno de sus hijos; luego llego José Luis Camacho junto con Reyes Gutiérrez, dueño del bar ‘La Perla’ de Guamúchil, en menos de una hora también llegaron desde Guasave los compadres Luiserto Vidaurri y don Rubén Baldenebro.

Mi compañero locutor Jesús Rochín, sobrino de cariño de ‘chitole’ Torres tuvo que dejar el trabajo en la mueblería ‘Comercial del Hogar’ de Guasave donde era director de promoción. Don Shin Ching Cinco, el abuelo chino de mi tocayo Jesús Rochín era padrino de bautizo de ‘chitole’ Torres, se veían como familia.

Cuando llegó al hospital militar fue al único que le permitieron entrar. ‘Chitole’ discutía con el médico militar José Francisco Gómez Lleras, estaba consciente, me comento mi tocayo Jesús Rochín que le impresiono ver a ‘chitole’ con vendas casi en todo el cuerpo, los ojos inflamados, sangre molida en su ojo izquierdo.

‘Chitole’ argumentaba al médico militar que estaba bien, que solo tenía golpes sin importancia.

Ante la terca necedad del locutor sanblaseño, el médico le hizo una profética advertencia.

‘Te voy a dar de alta, llévate estas muletas, como tienes diabetes y golpes internos, solo te quiero advertir una cosa, en la condición que estas, tu vida puede durar diez años más si te abstienes de tomar, pero si sigues tomando, no te doy más de tres meses de vida, te vas a morir si sigues tomando’.

‘Chitole’ le respondió:

‘¿Y para que quiero vivir sin tomar?, yo siempre he tomado mis rabanitos’.

Sonriendo le dijo al médico:

‘Prefiero tomar así duro los tres meses que usted me está dando y así nos quedamos todos contentos’.

El retorno a su Guasave querido.

Doña Quetita Osorio de Torres y sus hijos se llevan a ‘chitole’ a Los Mochis. Como todo buen sanblaseño, al locutor le aburre el encierro, ver las mismas paredes de su casa en la colonia Insurgentes.

“Aunque la jaula sea de oro no deja de ser prisión”, pensó.

A los tres días de encierro llego a visitarlo su sobrino Jesús Rochín. ‘Chitole’ aprovecha la rendija a la libertad que se le presentaba. 

‘Chuyito, tu que vas y vienes todos los días a Guasave por tu trabajo en la mueblería, ¿porque no llegas mañana por mi?’, sugirió.

Contra la voluntad de doña Quetita y de sus hijos, ‘Chitole’ auxiliado por sus muletas y por mi tocayo Jesús sube al automóvil. Arranca ‘chuyito’ le ordenó a su sobrino.

Aires de libertad.

‘Chitole’ Torres regresó a su casa, la que rentaba frente al domicilio de los padres de la Señorita México, Libia Zulema López Montemayor. Regreso ‘Chitole’ a su Guasave querido, donde estaba cerca de una flor, la más bella de su jardín, una muchacha que conoció gracias a su amigo Oscar Chávez Castro.

La muchacha era de Casas Nuevas, Sinaloa Municipio, ‘Chitole’ se había enamorado perdidamente. Ya no era aquel inquieto ‘potro salvaje’ que salía de las casas por la puerta trasera mientras los maridos llegaban por la puerta principal. No.

Esta vez se había enamorado al grado que concibió un rollizo varón al que bautizo como Wascar Torres. También Oscar tenía ahí sus ‘quereres’. Oscar Chávez Castro y ‘chitole’ Torres se querían como hermanos.

A pistear pero con sidra.

Por su trabajo en la mueblería, mi tocayo tenía que visitar clientes en las comunidades de Guasave. Mañana voy a El Huitussi, le dijo ‘chuyito’.

Muy bien respondió ‘chitole’, te traes cinco botellas de sidra porque quiero regalarlas a unos amigos que tengo en ese campo pesquero, preciso el sanblaseño. La petición era una orden.

Al día siguiente llego mi tocayo Jesús Rochín con las cinco botellas de sidra.

“Acuérdese que usted tiene prohibidísimo tomar”, le recordó. Cuando iban por la carretera a la playa Las Glorias, pasando por el empaque de Ramiro Castro, adelantito de campo Huicho, ‘chitole’ abrió una botella de sidra y se la empinó.

“Usted no puede tomar”, insistió Jesús Rochín. Nomás es para calmar la sed, respondió ‘chitole’. Cuando llegaron al campo pesquero Huitussi ya ‘chitole’ se había acabado la botella de sidra.

Pecho de caguama con ‘rabanitos’.

Mientras mi tocayo Jesús iba a visitar unos clientes, los cinco amigos de ‘chitole’ Torres prepararon una caguama, chicharrones y hasta asaron el pecho del quelonio. Como sabían que la debilidad del famoso locutor eran los ‘rabanitos’, llenaron dos tinas con tecates rojas.

Cuando mi tocayo Jesús Rochín regreso, ‘chitole’ Torres disfrutaba a carcajada los chistes que le contaban sus amigos, ya estaba bien borracho. Las borracheras se fueron siguiendo una a otra.  Así como se lo había advertido el médico militar José Francisco Gómez Lleras, la salud de ‘chitole’ Torres se volvió tan frágil como una copa de cristal. Lo peor estaba por venir.

‘Chitole’ cae en La Alameda, Guasave.

José ‘chitole’ Torres había tomado la decisión de vivir tres meses ‘achitolado’.

Reunido con sus amigos y compadres en la alameda del rio Petatlán, ahí cerca de la casa de Rafael ‘rafa’ Cota de ‘Los Internacionales Hermanos Cota de Guasave’, todos reían con los chistes, ‘Chitole’ ya estaba tomado, de pronto le dio un acceso de tos, su oxigenación bajo, casi no podía respirar, sus compadres ‘Tino chivero’ y ‘el alazán’ lo abrazaron, uno de ellos empezó a darle golpes en la espalda, la corpulenta figura de ‘chitole’ Torres se les escapaba de las manos como el agua.

De pronto se desguanzó y empezó a vomitar sangre. Con una voz poco audible, pidió que lo llevaran al hospital. Mientras el espíritu de la navidad empezaba a encenderse, la vida de ‘chitole’ Torres empezaba a apagarse.

Triste Navidad.

José ‘chitole’ Torres regreso al encierro a su casa de Los Mochis. Tuvo tres crisis severas, en el Hospital Central Medico Quirúrgica que esta sobre el boulevar ‘Rosendo G. Castro’ de Los Mochis había una habitación reservada. Los médicos sabían que su vida pendía de un hilo.

La mujer de negro.

El martes 12 de diciembre de 1978 llego mi compañero locutor Germán Rivera Nieblas al hospital. ‘Chitole’ lo había mandado llamar, tenía que dejarle algunos pendientes.

Cuando los dejaron solos en aquel frio cuarto de hospital, ‘Chitole’ le confió que ‘no lo dejaba en paz una mujer vestida de negro, cuando no está aquí a un lado mío en la cabecera esta en mis pies, sé que es la muerte, sé que viene por mí, pero no le tengo miedo, al contrario, le agradezco que venga por mí para sanar este dolor’.

‘Chitole’ le pidió a Germán Rivera Nieblas que buscara a su amigo Oscar Chávez Castro, empresario radiodifusor de la XEORO para que le agradeciera en su nombre el apoyo que le dio cuando estaba en vida, también que agradeciera a sus patrocinadores y a toda la gente por su cariño.

‘Yo quisiera que La Hora Comercial de Guasave no desaparezca, quisiera que la conduzcas tu’, le pidió.

‘Chitole’ sabía que la mujer de negro que estaba en su cuarto era la muerte que venía a recogerlo por eso tenía prisa por dejar sus cosas ordenadas.

La última vez.

El jueves 13 de diciembre de 1978 Oscar Chávez Castro nos invitó a mis compañeros locutores Juan Contreras, José Trinidad ‘el mago’ Obeso, Rubén Morineau, Alfredo Contreras y a mí para viajar en su automóvil a Los Mochis para ver por última vez con vida a José ‘chitole’ Torres.

Yo solo lo saludé, le froté la frente y le hice una señal de la cruz.

‘Gracias pariente’ me respondió. Solo Oscar Chávez Castro se quedó más tiempo platicando a solas con él. De todos mis amigos y compañeros que he mencionado, el único que vive aún para contarlo soy yo.

Los santos oleos.

El viernes 15 de diciembre de 1978, ‘Chitole’ Torres le pidió a mi tocayo Jesús Rochín que le trajera al sacerdote Fernando Figueroa. Era el párroco de la iglesia Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. Alguna vez ‘Chitole’ y el padre habían convivido con ‘rabanitos’ y eran buenos amigos. Cuando el sacerdote ungía los Santos Oleos mientras hacia la señal de la Cruz en la cabeza y el pecho del locutor nacido en San Blas, ‘Chitole’ logro confesar sus pecados recibiendo la absolución.

Miles de guasavenses despiden a ‘Chitole’ Torres.

‘Ni un temblor se despoja la hora

Ni un súbito reflejo turba el agua dormida

Ni la vida me siente

Ni yo siento a la vida”

El poema que todos los días decía al micrófono en su programa de radio.

José ‘chitole’ Torres Ruiz falleció el viernes 15 de diciembre de 1978, después que el sacerdote Fernando Figueroa le impuso los Santos Oleos. El cuerpo de aquel niño que vendía ‘lechitol’ en la estación de ferrocarril de San Blas, fue velado en la funeraria Robles de Los Mochis, Sinaloa.

El alcalde de Ahome Oscar Aguilar Pereira ordeno un operativo de tránsito para que al día siguiente escoltaran el cortejo fúnebre a Guasave.

El sábado 16 de diciembre de 1978 a las 08:30 de la mañana fue levantado de la funeraria Robles, el ataúd que contenía los restos mortales de José ‘chitole’ Torres Ruiz. Más de treinta automóviles acompañaron a ‘chitole’ a cumplir su última voluntad. 

En la entrada a Guasave había miles de mujeres y hombres esperando a ‘chitole’ Torres para despedirlo. El alcalde Othón Mena Camacho, flanqueado por don Rubén Baldenebro y Hugo Miguel Salgueiro esperaban al cortejo. El tráfico se detuvo en la carretera internacional. Había casi quince mil personas reunidas. Mujeres que lloraban, los hombres se quitaron el sombrero. Los muchachos que se iban a encargar del manejo del ataúd fueron hechos a un lado. 

“Este hombre no se merece entrar a Guasave en carroza, no, nosotros lo vamos a llevar hasta la iglesia de Nuestra Señora del Rosario en hombros”, dijeron don Rubén Baldenebro, ‘Tino Chivero, ‘El Alazán’ y Hugo Miguel.

Era impresionante ver aquella multitud de miles de mujeres y hombres tristes que arrastraban el luto en sus pies. Tres horas duro el recorrido de cinco kilómetros de la carretera internacional hasta la icónica iglesia de Guasave. ‘Chitole’ Torres llegó en hombros al altar de la virgen. Cientos de hombros de la gente del pueblo de Guasave que tanto lo quiso.

Les comparto una parte de la trasmisión que a través de la XEGS realizó mi compañero locutor Luis Aguilar Becerra y don Rodolfo del Campo a través de la radiodifusora XEORO radio, ‘La favorita de Guasave’.

Audio: Funerales de ‘Chitole’ Torres.

Descanse en Paz José Torres Ruiz, ‘El Chitole’.


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