Crónicas de un periodista… Destellos de bondad

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Por: Agustín Torres Sotomayor

Siendo Gobernador de Sinaloa, Juan S. Millán Lizárraga, se preocupó por construir carreteras de acceso a los campos pesqueros entre muchas obras que transformaron el rostro urbano de muchas comunidades, sindicaturas y ciudades del estado de Sinaloa.

La radio y la televisión daban a conocer la agenda diaria del entonces Gobernador del Estado. Era un día viernes 25 de febrero del año 2000. Doña Petra Hernández (+) de Cuatro Milpas, municipio de El Fuerte madrugó a Los Mochis, tenía a su señora madre enferma y como había trabajado como una verdadera ‘talachera’ priista en la campaña de Millán Lizárraga, quería verlo.

Cuando se acercó a Millán, el Gobernador le puso su mano derecha en su hombro, doña Petra le confió que tenía a su madre muy enferma y requería una operación.

El mandatario estatal le dijo: “No se preocupe doña Petra usted no está sola”.

“Yo no quiero que se me muera mi madre”, respondió ella.

Luego de hablar entre los dos, algo que yo como testigo ya no pude escuchar, el Gobernador del Estado le dio instrucciones a Santiago su asistente.

Trabajé ese año como Coordinador de Comunicación Social del gobernador Millán Lizárraga en la zona norte de Sinaloa.

La gira del Gobernador trascurrió como todas, con éxito, el entonces alcalde Esteban Valenzuela y su esposa Vicky Vega se ocupaban que todo saliera bien.

Dos meses después, estando yo en Mochicahui, doña Petra Hernández me confió lo que nadie sabe. Ella y su madre ya fallecieron. Este día lo relataré. Espero que no se moleste el licenciado Millán Lizárraga a quien tanto admiro. 

Doña Petra me dijo que estaba muy atribulada, su señora madre iba a morir, requería de una operación y tenía solo dos mil pesos. 

“Cuando le conté al Gobernador Millán mi problema, él le dijo al muchacho que es su asistente que me diera dinero como ayuda, el muchacho Santiago me dio un paquete. Después de haber platicado con el Gobernador, cuando llegué a mi casa al ejido, Agustín, yo no lo creía, conté el dinero, eran los ochenta mil pesos que necesitaba para operar a mi mamá, gracias al licenciado Millán y gracias a Dios mi mama se salvó”, me confió.

Doña Petra a quien recuerdo con mucho cariño me dijo que Juan S. Millán le pidió que nadie se enterara de ese acto generoso de bondad, no era dinero público, era dinero de su sueldo como Gobernador, así me lo dijo doña Petra que ya está juzgada de Dios.

Juan S. Millán desde que trabajaba como locutor en Culiacán, siempre ayudaba a la gente que llegaba a la radio a poner un aviso. Siempre ha sido un hombre muy generoso. Yo públicamente le pido perdón por hacer pública esta crónica, lo hice a petición de doña Petra Hernández antes que ella muriera. Jamás olvidó su gesto.

Luis Lachica de San Blas.

Al igual que su padre Eduardo Lachica Encinas que llego de Bacayopa en la sierra de Choix a San Blas y fue muy altruista, construyó obras de beneficio social para la rielera población.

También fue de Bacayopa don Enrique Ochoa, padre de ‘pancho’ Ochoa, dueño del ‘Pollo Loco’ y de ‘Taco Palenke’.

Don Eduardo Lachica y don Enrique Ochoa fueron muy estimados amigos. Eran choicenses de la sierra. Crecieron juntos.

Don Enrique cuando bajaba de Bacayopa a El Fuerte y de ahí a Los Mochis con todos sus hijos llegaba a visitar a don Eduardo Lachica. De esa época también en San Blas tenía su negocio el Coronel Francisco Pérez Sánchez, abuelo del ingeniero Manuel Francisco Pérez Muñoz, dueño del grupo RSN. De hecho, en San Blas, el Coronel pudo generar la primera señal de una radiodifusora experimental, fue en el Hotel ‘Pérez’ de su propiedad.

Don Eduardo educó a sus hijos varones: Eduardo y José Luis con la misma línea familiar: ‘Ayudar a los más necesitados, ayudar a la comunidad’.

Aún queda de pie en San Blas un parque que el empresario don Eduardo Lachica donó a la ciudadanía de San Blas.

También su hijo José Luis Lachica ha seguido los pasos de su padre. Tanto así que con la complicidad de su esposa Delia Pacheco y sus hijos, cada año nuevo sin que nadie sepa, compra más de cien pollos asados y en los taxis los llevan a entregar a las familias más humildes de la sindicatura de San Blas. 

El 16 de febrero del 2015, Luis Lachica era el coordinador de la fracción del PRI en Cabildo. Era regidor.

Llego una señora al Cabildo y algunos regidores la atendieron, logro reunir 600 pesos.

Cuando llego con Luis Lachica, la señora le expuso llorando que su hijo de cinco años requería una operación. Luis Lachica metió su mano derecha a la bolsa de su pantalón y le entrego 8 mil pesos. La señora indígena de Capomos soltó el llanto en agradecimiento porque le había resuelto el problema de salud de su pequeño hijo.

Son destellos de bondad, pero ellos no permiten que esta obra beneficia se conozca. Perdón Luis por relatarlo.

Luis Alberto Díaz.

Un muchacho de El Fuerte me pidió apoyo. Sus padres son divorciados y por la sequía su padre no pudo darle para pagar el mes en la carrera de Licenciado en Derecho de la UAdeO de El Fuerte.

Yo que estoy jubilado le deposite mil 400 pesos no podía darle más, en verdad no podía porque tengo que comprar dos medicamentos para el cáncer que son caros.

Le envié un texto por WhatsApp a mi amigo y compañero periodista Luis Alberto Díaz que era el director del noticiero ‘Línea Directa’.

“Luis, no puedo sacarlo totalmente del apuro, tu estas en Culiacán, conoces al Rector, ayúdame, que al menos le den oportunidad a este muchacho de cubrir en dos pagos la colegiatura para que no pierda la carrera de Derecho”.

Luis Alberto Díaz me dijo, ‘si ahorita veo a ver que se puede hacer no te angusties’

A los cinco minutos me mandó un mensaje en WhatsApp.

“No me responden pásame la tarjeta de este muchacho”.

Mi compañero periodista Luis Alberto Díaz le depositó al estudiante de la UAdeO mil 200 pesos creo, o lo que haya sido, gracias Luis, yo también estudie la UdeO con muchas dificultades. Luis Alberto Díaz es un hombre muy generoso.

Nota.

He querido contar estos tres relatos para que todos nos veamos en ese espejo, demos la mano a los que necesitan ahora. Después ellos harán lo mismo con otras personas. 

Alguien tiene que iniciar la alumbrada. Alguien con una buena acción encenderá una fogata. Cuando todos nos ayudemos, haremos un gran fuego.

Perdón licenciados Juan S. Millán, Luis Lachica y Luis Alberto Díaz por mi indiscreción.


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