Crónicas de un periodista… La elección del ‘Bucho’ Lugo

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Por: Agustín Torres Sotomayor

El jueves 17 de abril de 1986 quien fuera alcalde cetemista de El Fuerte de Montesclaros Francisco, Manuel Sauceda Valenzuela me ordenó: “hazte cargo de la elección del dirigente del Frente Juvenil Revolucionario del PRI”.

Confieso que estaba asustado. ¿Yo iba a elegir al nuevo dirigente?

El viernes 18 de abril de ese año me llamó Rafael ‘pay’ López Soto, “te estamos esperando aquí con don Pascual, en el restaurante ‘Anita’, frente a la plazuela”.

Yo fui. Después de cenar me dijeron que aceptara la candidatura, la verdad, no recuerdo de quien. Yo había decidido que el dirigente fuera Adrián Cazares de Mochicahui. El ‘pay’ López y el delegado del Frente Juvenil Revolucionario del PRI que venía de Culiacán me cerraron las posibilidades. 

“El nuevo dirigente tiene que ser de la cabecera municipal”. No había otra opción.

Pensé en Tiburcio ‘el bucho’ Lugo. Era mesero en el restaurante ‘Anita’, de don Pascual Anaya Cota, primo hermano de los integrantes del famoso grupo musical ‘Los Internacionales Hermanos Cota’ de Guasave.

Antes de dar el nombre de ‘el bucho’ Lugo, hablé con él y aceptó mi propuesta.

‘Bucho’, quien sea dirigente municipal del FJR mínimo alcanza una candidatura a una regiduría, puede ser regidor en la próxima administración, aseguré.

Cuando presente la candidatura, el delegado del CDE del PRI y el ‘pay’ se molestaron y discutimos. Al parecer ellos querían impulsar a Miguel ‘el todas mías’ de San Blas.

“Si no les parece mi propuesta yo me retiro”, dije. Me detuvieron.

“Espérate, ya no hay tiempo, esta misma noche tiene que salir el nombre del dirigente”. Yo me sostuve.

Al día siguiente el alcalde Manuel Sauceda me refirió:

“Propusiste a ‘el Bucho’ Lugo’, ¿es gente de tu confianza?”, preguntó.

“No, pero es un buen muchacho”, respondí con la verdad.

“Él es gente del equipo del ‘mudo’ Ayala, te va a traicionar”, fue claro. 

“No se preocupe, en tres meses subo a Adrián Cazares a la dirigencia”.

Yo pensaba que el hijo del ‘güerito’ Cázarez y doña ‘chichí’ Galaviz era incondicional mío.

A la siguiente semana fue la toma de protesta de los dirigentes del Frente Juvenil Revolucionario del PRI. La ceremonia fue en el Club de Leones. Estaba presente el Presidente del PRI, José María Flores, el alcalde Manuel Sauceda y el dirigente estatal del Frente Juvenil Revolucionario (FJR).

Yo con antelación había redactado los discursos a Tiburcio ‘el bucho’ Lugo que iba a tomar protesta como dirigente municipal del FJR y a Adrián Cázarez de Mochicahui como Secretario General de ese organismo del PRI estatal.

En la toma de protesta observé como Adrián Cázarez y ‘el bucho’ Lugo desechaban las hojas con mi discurso y las reponían con las que les había redactado el profesor Eduardo ‘el mudo’ Ayala que había sido dirigente municipal del FJR y era quien controlaba ese organismo.

Estuve ‘banquedo’ como dos meses. El Presidente Municipal estaba molesto por mi fracaso. Yo siempre pensé que mi fracaso fue producto de la traición de ‘el bucho’ y Adrián Cázarez, pero a medida que he madurado he llegado a comprender que Eduardo ‘el mudo’ Ayala me superó. Me gano ‘el volado político’. Ni Adrián ni el ‘bucho’ me traicionaron.

Después jamás ningún alcalde me dio esa concesión. No suelo tropezarme dos veces con la misma piedra. Aunque a ‘el bucho’ lo aprecio mucho, jamás pude superar la traición de Adrián Cázarez que en ese tiempo era novio de mi prima Chayito Cota de Mochicahui.

Oído por casualidad.

La ex regidora del Ayuntamiento de Ahome era una mujer muy preciosa. Se puso de novia con un delegado del FJR del CEN del PRI nacional. El partido la nombró candidata suplente a Diputada Federal de Ahome, pero el candidato que decía ser del ejido 20 de noviembre no la apoyaba en la campaña paralela. 

Ella se fue a Culiacán y se quejó con Joaquín Vega Acuña.  Aquel ‘viejo lobo de mar’, cuya especialidad eran las ‘morritas adolescentes’ le entregó una caja de zapatos.

“Vete a hacer campaña”, le dijo mientras se secaba el sudor e intentaba peinarse.

La candidata suplente utilizó los cien mil pesos de aquel regalo para pagar la banda sinaloense y el salón ‘Milenio’ para casarse con aquel joven chilango que era Delegado Nacional del PRI y que la había enamorado.

Esa unión no duro ni tres meses. Celoso de su belleza el joven chilango la encerraba bajo cuatro llaves en su departamento. Omito nombres por respeto.


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