Crónicas de un periodista… La numeralia del cáncer

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Por: Agustín Torres Sotomayor

Este 25 de abril cumpliré 17 años cuando se me presentaron los primeros síntomas del cáncer de estómago que, aunque este encapsulado aun padezco.

Algunos compañeros periodistas, entre ellos un fanático malovista, habían ido a Palacio de Gobierno a la oficina de Comunicación Social acusarme no sé de qué, cuando yo era Coordinador de Comunicación Social en la Zona Norte del gobierno del licenciado Juan S. Millán.

Cuando mi jefa Rosy Lizárraga me habló por teléfono para confrontarme, yo estaba cansado, mi organismo ya presentaba deterioro de la letal enfermedad.

Cuando escuché por el auricular la acusación solo acerté a decir:

‘Jamás seré un obstáculo para el gobierno del licenciado Juan S. Millán, quien es mi ídolo, ‘si quiere mi renuncia, renuncio’, expresé.

Así fue el último año de Juan S. Millán para mí. Tuve que renunciar por decisión propia por un ‘mitote’.

Jamás cuestioné la decisión, solo me fui de la oficina de Comunicación Social del Gobierno del Estado en la Zona Norte. Nadie me corrió. 

Mi amigo, compañero periodista y locutor Carlos Cota recogió los pedazos de mi trayectoria. Habló con Roquito Chávez López y me ofreció un trabajo; ser titular del noticiero ‘Altavoz’ en la radiodifusora de Juan José Ríos, cuando salí de Gobierno del Estado. Había renunciado al mismo trabajo mi amigo y compañero Gregorio Reyes.

¡¡Gracias Carlos!! ¡¡Muchas Gracias!!

Solo aguanté tres meses, sin anunciar mi renuncia, un lunes 25 de abril entre los comerciales en el noticiero ‘Altavoz’ fui al baño y me desmayé.

Logré terminar el enlace estatal del noticiero ‘Altavoz’.

Cuando regresé en mí, agarré el primer camión de Juan José Ríos a Los Mochis.

‘Estoy mal’, pensé, no sabía nada de mí. Me dio miedo.

Hace 17 años sucedió esta historia. No fui a Chávez Radio Cast. Ese lunes no sé cómo llegué a mi casa en el Infonavit Mochicahui, que es la casa de todos ustedes, subí al segundo piso y recuerdo que agarre una bolsa de ‘La Ley’ y ahí eche tres mudas de ropa.

Andaba atarantado, mientras iba a agarrar el ‘pesero’ para llegar a la avenida Allende, me caí dos veces. Cuando subí al camión Norte de Sinaloa descansé. Cinco horas y media, cuando llegamos a Mazatlán me despertó el boletero.

Fui a refugiarme con los hermanos de mi madre. Yo sabía que mis minutos estaban contados. Mi hermana ‘Titi’ se asustó, solo recibió en su casa de la colonia ‘Adolfo López Mateos’, un ‘costal de huesos’.

Dos meses después de acabarme los ahorros que había hecho en toda mi vida en los estudios médicos donde se me desahucio por un cáncer agresivo que solo me daba tres meses de vida, hablé a mi jefa Rosy Lizárraga.

‘Quiero que me ayude, estoy en Mazatlán y me dan tres meses de vida, ayúdame, paga mi funeral, no quiero que mi padre gaste lo que no tiene’.

Así se lo dije mientras lloraba sin control.

Dios Nuestro Señor hizo el resto, mi cáncer se encapsuló.

Este mes de abril del 2021 hace 17 años que debí haber muerto. Los cuatro casos de cáncer que se presentaron en Los Mochis, todos murieron, menos yo, gracias a Dios.

La numeralia del cáncer.

Anoche que estaba hospitalizado en Mazatlán por revisión mensual de cáncer, viendo el techo, las paredes del hospital y las jeringas dolorosas que me ponen en cada revisión, saqué las cuentas aritméticas.

En 17 años una vez por mes, he ido a revisión de cáncer 204 veces, he invertido 117 mil 400 pesos, una cantidad que jamás he visto junta en mi vida.

Si no hubiera contraído ese cáncer, con ese dinero hubiera podido construir la barda del patio en mi casa, un sueño que creo que jamás podrá cumplir.

Es detestable ser honesto, pero después de haber trabajado con diez Presidentes Municipales de El Fuerte, con tres Diputados Federales y con un Gobernador del Estado… ese es mi plumaje, jamás se ha manchado. Sigo aquí y soy y seré el mismo.

¿Pero saben algo?

Dios Nuestro Señor me dio una segunda oportunidad de vida y eso es lo más importante.

Esta noche festejo 17 años de mi segunda oportunidad de vida. Le agradezco primero a Dios, pero también al mejor Gobernador que ha tenido Sinaloa, al licenciado Juan S. Millán, a Rosy Lizárraga, a ‘la Jesu’ y a ‘la Titi Torres’, mis hermanas a las que me sacaron de ese hoyo negro y a quienes amo.

Nunca pierdan la fe. Dios siempre estará ahí, no se desesperen, Dios tiene un plan de vida para cada uno de nosotros sus hijos.

Oración.

Esta vez les pido una oración por Rita y Dora Vega Manzanares, tías abuelas del portero Raúl Gudiño Vega, del equipo de futbol Chivas de Guadalajara, las van a operar y las quiero, necesito sus oraciones.

También oremos por ‘la Jesu’ mi hermana, por la expresidenta del DIF El Fuerte Petrita Castillo que será sometida a una operación a corazón abierto, por mi tío Pablo Sotomayor, por la señora Delia Pacheco y por todas las niñas y niños con cáncer, especialmente por mi amigo Fernando Solís, dirigente del STIRTT en la Zona Norte quien ya superó la gravedad aun y cuando la ciencia médica solo le dio un uno por ciento de vida y también hagamos oración por los niños parapléjicos.

Yo acabo de llegar de mi revisión de cáncer y estoy bien por obra y gracia de Dios.

¡¡Dios provee!!


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