Crónicas de un periodista… Las calles herejes

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Por: Agustín Torres Sotomayor

Corría el año de 1987, la administración municipal del alcalde Francisco Manuel Sauceda Valenzuela a través de la Dirección de Cultura y Acción Social había lanzado en febrero una convocatoria para imponer nombre a las calles del INFONAVIT en la cabecera municipal y en algunas sindicaturas. 

Como director de esa dependencia sugerí al alcalde que, aprovechando el recién aprobado Reglamento de Nomenclatura de Vías Públicas y Espacios Abiertos y como un homenaje por el Día del Maestro, que se celebraría el viernes 15 de mayo, convocáramos a la ciudadanía del municipio a participar, enviando propuestas de nombres de profesoras y profesores para inmortalizar su nombre.

“Las calles del INFONAVIT están herejes presidente, y no solo aquí en El Fuerte, los pueblos crecen y tenemos calles ‘sin nombre’ en Chinobampo, San Blas, Charay y Mochicahui”.

Manuel Sauceda se sonrió, “dale pa’ delante”, me ordenó. 

Era martes 24 de febrero de 1987 y había culminado el evento cívico por el Día de la Bandera efectuado en el hemiciclo a don Benito Juárez.

La convocatoria se publicó en las sindicaturas y en la cabecera municipal el dia martes 01 de marzo de 1987. 

La intención era hacer un homenaje en vida, a la trayectoria de las profesoras y profesores que habían forjado la historia de El Fuerte de Montesclaros. 

Cuando el gobierno federal construyo el INFONAVIT en El Fuerte, ninguno de los beneficiados quería mudarse a las viviendas, acostumbrados a los amplios cuartos y a los extensos patios, aquellas casas parecían ‘una pichonera’. Poco a poco fue poblándose la colonia cuyas calles no tenían nombre, estaban herejes.

El lunes 04 de mayo, el secretario del Ayuntamiento, Juan Estrella Reyes, en sesión de Cabildo, dio a conocer que por unanimidad que los regidores habían votado que se impusieran los nombres de las maestras y maestros: Dolores Mondaca, Angélica de Trasviña, Rebeca Serna Escoboza, Alicia Verdugo, Carlos Salazar Chávez, Miguel Castillo Cruz, Eligio Laredo Enríquez, Daniel Carrillo Cruz, Gustavo Gómez Pedroza, Antonio Ceceña Torres y Oscar Esquivel. 

En Chinobampo, la sorpresa fue que hombres y mujeres de nuestro pueblo, propusieron el nombre de mi abuelo el profesor Pablo Sotomayor, a una calle que no tenía nomenclatura. Me doblé al punto de las lágrimas por el honor que le hicieron. 

De este suceso hace ya 34 años, ofrezco una disculpa pública por no recordar los demás nombres de maestros distinguidos de Mochicahui, San Blas y Charay.

Los maestros que recibieron más menciones fueron el profesor Miguel Castillo Cruz y el profesor Carlos Salazar Chávez, con ambos tuve una amistad muy cercana, ambos tenían algo en común, su grandeza estaba en su humildad.

Fui muy cercano al afecto que me dispensó el profesor Miguel Castillo Cruz los años 1987, 1988 y 1989 cuando estuve como titular de la dirección de Cultura y Acción Social Municipal. El profesor Miguel Castillo Cruz, apoyado por la maestra María Luisa Cota y el profesor Parra entre otros entusiastas impulsores de la educación y con el total respaldo del entonces Presidente Municipal Ing. Armando Apodaca Soto, nos dejaron como legado la Escuela Normal Experimental de El Fuerte (ENEF).

En el año 2000 como coordinador de Comunicación Social del Gobierno de Sinaloa en la zona norte con el Gobernador del Estado, Juan S. Millán, tuve la gran oportunidad de ser uno de los periodistas a los que nos dio un consejo el profesor Carlos Salazar Chávez, con quien compartí una afinidad, nuestro entrañable amor por El Fuerte de Montesclaros. 

Carlos Salazar Chávez fue el hombre con la labor social, cultural, educativa y deportiva más grande en toda la historia del norte de Sinaloa. Nació en Durango y ahí mismo se graduó como maestro normalista en 1940. 

Su primera aula como docente fue en la Escuela Secundaria “18 de marzo” de esa ciudad que también fundó el conquistador español don Francisco de Ibarra. En 1942, la Comisión Nacional de Irrigación (CNI) lo contrató para que diera clases a hijos de trabajadores en El Palmito, Durango, donde se construía la presa sobre el rio Nazas.

La CNI lo pasa a Cajeme, Sonora, cuando se construía la presa “Álvaro Obregón” (El Oviachic) sobre el rio Yaqui, ahí funda una escuela secundaria para hijos de trabajadores en 1947. 

El lunes 16 de febrero de 1953, el joven profesor Carlos Salazar Chávez llega a El Fuerte donde se construía la presa “Miguel Hidalgo”.

En septiembre de 1953 el profesor Carlos Salazar Chávez funda la escuela secundaria general “Ignacio Ramírez” (ESGIR) y pone en revolución a los fuertenses creando la Liga Municipal de Béisbol, para tener una selección municipal fuerte, trajo de Aguascalientes al profesor Antonio Martínez Torres, quien llegó, probó el agua cebada Pura Vida de don Luis Soto y ya jamás se fue de El Fuerte.

En 1957, el profesor Carlos Salazar Chávez hizo campeón estatal al equipo de básquetbol de El Fuerte, humillando a verdaderas potencias como Culiacán y Mazatlán y en el torneo nacional celebrado en Mexicali, Baja California, no se trajeron la corona, pero humillaron al Distrito Federal y Chihuahua.

Gracias a Salazar Chávez la semilla del básquetbol germinó en el Pueblo Mágico 

Lamentablemente con la creación de la Comisión del Rio Fuerte (CRF) el profesor Salazar Chávez se establece en Los Mochis, Sinaloa dejando ‘huerfanos’ a los fuertenses.

En Los Mochis creo la Unión Deportiva Municipal y junto con esta dependencia creo también la ‘Carrera Rotaria de la Amistad’, ‘La carrera de la Independencia’, los torneos de los barrios, trabajando ya como articulista del periódico El Debate de Los Mochis.

No solo basta imponer el nombre de los maestros a las ‘calles herejes’, como se lo dije al alcalde de El Fuerte, Francisco Manuel Sauceda Valenzuela en 1987.

En El Fuerte estamos en deuda con el profesor Miguel Castillo Cruz, quien apenas si se hizo merecedor de un humilde busto en la ENEF, debemos rendir honor a quien nos llenó de honor. 

Si en Los Mochis construyeron una estatua al profesor Carlos Salazar Chávez, en el paseo del cerro de La Memoria, ¿que esperamos para inmortalizar en un monumento digno de su grandeza al profesor Miguel Castillo Cruz y al profesor Carlos Salazar Chávez en El Fuerte?

Historias de superación.

Tenía apenas cuatro años cuando la niña Nubia Citlali Ramos Carbajal llego al jardín de niños «Genaro Estrada’” el kinder de ‘la minini’ como le llamamos coloquialmente en El Fuerte de Montesclaros. Aquella chiquilla llegó de la mano de su mama, la señora Josefina Carbajal, doña ‘chepina’.

Cuando Nubia ingresó a la escuela primaria “Prof. Reynaldo González” ya se acomedía a ayudar en el pequeño abarrote que tenía su abuelo, don Lorenzo Carbajal en el barrio ‘Los Ayalos’. Entonces había tantas carencias que, a los diez años, acompañaba a su señora madre a hacer trabajo social de limpieza en la clínica rural, lo que llamamos Seguro Social de El Fuerte para poder lograr una consulta médica y medicamentos.

A aquella niña no le importaba barrer y trapear hasta el último rincón del hospital pues al menos sabía que a cambio tendría atención médica gratuita. 

Nubia Ramos Carbajal.

En 1991 entra a la escuela secundaria ESGIR y vendía naranjitas con limón y chile y helados que, hacia ella misma, mientras atendía el pequeño ‘abarrotito’ de su abuelo Lorenzo.

De esa etapa de su vida aprendió que las cosas no caen del cielo. Dios la guió al camino. Estudiaba la Universidad de Occidente cuando en 1995, junto con Yelitza Cota, ingresa al Frente Juvenil Revolucionario y participa en la campaña del ingeniero Julián Vega Ruiz, candidato a la Presidencia Municipal de El Fuerte. 

Yelitza y Nubia forman parte del buffete jurídico de los candidatos del PRI a Gobernador del Estado, Juan S. Millán y a la alcaldía de El Fuerte, Humberto Galaviz.

Para quien demostró con trabajo sus resultados, lo demás vino por añadidura, Nubia se convierte en la historia política del municipio de El Fuerte, en la primera mujer en alcanzar la Presidencia Municipal.  No solo alzo las manos en señal de triunfo, sino que además logró ganarse la confianza de las mujeres y los hombres fuertenses, se reeligió en ese encargo.

Los ataques e infundios de las redes sociales son como los cuetes, duran lo que dura su brillo mientras se quema la pólvora en el cielo y desaparecen cuando llega otro ‘cuetazo’.

Por Nubia Ramos Carbajal no hablan las redes sociales, por Nubia Ramos hablan sus resultados. En su primer periodo como alcaldesa en 2017-2019, logró la histórica resiembra de 13 millones de alevines de tilapia en las tres presas regionales. Gracias a su gestión ante el gobierno federal se construyeron seis represos y es histórica la inversión en vivienda y en otros rubros.

El Fuerte no debe apostarle a la división, cada alcalde ha realizado gestiones para llegar al desarrollo que hasta ahora tenemos, hace falta aún mucha justicia social para los más pobres, pero enfrentados no vamos a lograr nada, solo enturbiar más las aguas. 

Si el origen de la nación indígena de los Cinaros o Cinaloas era de grandeza en la provincia de la Nueva Vizcaya, cuando llego en el año de gracia de 1564 el conquistador español Capitán Francisco de Ibarra a El Fuerte, la fusión de ambas culturas nos hizo aún más grandes. Ese es nuestro origen. No lo perdamos de vista alimentando divisiones.

Sigamos haciéndolo más grande unidos, hay miles de familias que no ven los colores partidistas, solo demandan y anhelan justicia social. Por ellos, retomemos en redes sociales el lenguaje de la concertación, de la cooperación, de la fraternidad. 

La vida es un suspiro, ¡vívanla! No la desperdicien echando a otros el lodo que les estorba. Dios es amor.

El médico de Aguacaliente Grande.

Cuando tenía diez años de edad, al niño Adonis Castro Gastélum se le ‘picaron’ dos muelas. Los insomnios mezclados con el dolor obligaron a sus padres a llamar a un vecino para que los llevara de Aguacaliente Grande hasta Choix.

Cuando el médico lo estabilizó, recostado en la camilla de la clínica, Adonis hizo un juramento, estudiar odontología para que niñas y niños pobres no tengan que sufrir como él, los dolores de un diente o una muela en mal estado.

Adonis terminó la primaria en la escuela “Miguel Hidalgo” de Aguacaliente, la secundaria “Cuahutemoc” ahí mismo en el rancho de don Clemente Soto y la preparatoria se fue a estudiarla a Choix.

“Si no estudio Odontología no estudiare otra carrera, prefiero dedicarme a pastorear el ganado y a sembrar cacahuate”, advirtió a sus padres que llegado el momento y haciendo miles de sacrificios, lo enviaron a la Facultad de Odontología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) en Culiacán, Sinaloa.

Hoy Adonis Castro Gastelum culminó la carrera de Odontólogo, hace su servicio profesional en la misma clínica donde hizo la promesa cumplida. “Gracias a Dios lo logré, no hay nada más satisfactorio que cuando voy en la moto de Aguacaliente hasta Choix, la gente me saluda y me da las gracias por ayudarles”.


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