Crónicas de un periodista… Mensajes del más allá.

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Por: Agustín Torres Sotomayor

Después de culminar su trabajo en el grupo OIR, Roberto Ibarra Verduzco salió de las instalaciones de las radiodifusoras XECU Radio Rancherita, XECW Radio Variedades y XEPNK Canal 88, abordó su automóvil y enfiló por el boulevard Antonio Rosales con rumbo a su casa.

El entonces Secretario General del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radio, Televisión y Telecomunicaciones (STIRTT), había comentado que iba a su casa para luego acudir con sus hijos Roberto y Edgar Paul, ‘el chapo’, al estadio de beisbol “Emilio Ibarra Almada”, a ver el juego de los Cañeros de Los Mochis.

Roberto jamás llegó a su destino. Ese miércoles 29 de octubre de 1997 lamentablemente perdió la vida. Sus padres Roberto Ibarra Araiza, ‘el bledo’ y doña Dolores ‘lola’ Verduzco Valenzuela, así como sus ocho hermanos: Rigoberto, Marcos, María de Jesús ‘chuyita’, Francisca ‘fany’, Martina, Leticia, Ana y Nora, así como sus tres hijos, compañeros y amigos locutores, lo sepultamos en el Panteón Municipal de la colonia ‘Pablo Macías Valenzuela’ del Pueblo Mágico de El Fuerte de Montesclaros.

El alcalde de El Fuerte, ingeniero Julián Vega Ruiz ordenó un operativo de tránsito para acompañar los restos mortales durante el cortejo fúnebre. Había cientos de personas durante el recorrido para darle el último adiós.

Ocho años después, el martes 15 de marzo del año 2005, empecé a escribir el libro “Voces de la Radio” por petición de Fernando Solís Verduzco, actual Secretario General del STIRTT Sección Los Mochis-Guasave-El Fuerte.

El libro serviría para conmemorar el 50 aniversario de la fundación del STIRTT, en el sindicato de trabajadores de la radio empecé a escribir la historia de vida de mis compañeros locutores en la computadora de una oficina del moderno edificio.

El viernes 18 de marzo llego un compañero locutor, Alba, que es la asistente personal de Fernando Solís, estaba en el auditorio, en el área de la cafetería preparándose un café. Cuando me levanté a saludar a mi compañero locutor, él ya se había encaminado a la oficina privada de Fernando Solís que en ese momento estaba ausente. 

En el edificio solo estábamos Alba y yo. Cuando el muchacho abrió la puerta de la oficina pego un grito:

“¡Ay cabrón!”, exclamó asustado.  

Cuando llegué con él, estaba inquieto y con la respiración muy agitada, siéntate, le sugerí. Ya calmado me contó que buscaba a Fernando Solís y cuando abrió la puerta de su oficina, su sorpresa fue que vio sentado a Roberto Ibarra, que le sonreía. Como pudo cerró la puerta ante la fantasmal aparición.

El pobre estaba pálido y asustado.

No fue la única aparición de Roberto Ibarra en el edificio del STIRTT donde continuamente apagaban y encendían las luces, el aire acondicionado o los equipos de cómputo.

Algunas veces cerraba o abría las puertas de las oficinas. Cuando Roberto falleció, era el Secretario General del STIRTT y aun desempeña ese puesto de manera espiritual.

Dile a mi ama que ¿para qué me busca si ya sabe dónde estoy?

El viernes 16 de agosto del 2013, se llevaba a cabo un festejo en la huerta que se ubica a orillas del puente de Baroten, propiedad de ‘toñito’ Cota, en el Pueblo Mágico de El Fuerte de Montesclaros.

La fiesta era para celebrar un triunfo electoral. En el lugar había más de un centenar de hombres y mujeres, un grupo musical norteño, unas enormes hieleras llenas de agua, refresco y cervezas. 

Yo llegué invitado y recuerdo que agarré un ‘raite’ de El Fuerte a Baroten. Cuando me bajé de la camioneta caminé hacia la orilla del rio Fuerte, debajo de unos álamos habían instalado dos hornillas con dos tinas enormes donde se calentaba la barbacoa.

“Agustín, vente para acá”, escuché que me grito uno de mis primos de Chinobampo, fui caminando entre las mesas, algunas estaban llenas ya con gente que platicaba y departía. Por una extraña razón no llegué a la mesa del hijo de mi tío ‘güilo’ Sierra, me detuve frente a una mesa donde estaban dos señoras, una de ellas era Oralia Vega, ‘la yaya’ de Jahuara Primero. 

“¿Puedo sentarme con ustedes?”, pregunte después de saludarlas.

“Siéntate”, dijo ‘la yaya’. Empezamos a platicar.

De pronto se me cerró la garganta. Me sentí agitado y empecé a sentir escalofríos. 

“Yaya’, ¿puedo decirte algo?”.

“Si adelante”, me respondió sonriente.

“Me está diciendo tu hijo que te pida que ya no lo busques, él está bien y está feliz donde está, pero no puede descansar porque dice que te ve que lloras mucho por él”.

La sonrisa desapareció del rostro de Oralia ‘la yaya’ Vega, gruesas lagrimas empezaron a rodar de sus ojos.

“Qué casualidad que tú me digas eso, que coincidencia”, me respondió.

Anoche me dormí cansada, estaba soñando cuando se me presentó mi hijo en el sueño, a mí me dio mucha felicidad verlo, él me acaricio la cara y me dijo:

“Amá ¿para qué me buscas si ya sabes dónde estoy? Ya no quiero que sufras.

Es lo mismo que tú me estás diciendo”, confesó.

“Él está bien, es feliz y está contigo”, le aseguré.

Oralia Vega ‘la yaya’ en su soltería fue la mujer más hermosa de la sindicatura de Mochicahui, hermosa como son todas las Vega, le sobraban pretendientes. Se casó, se quedó a vivir en Jahuara Primero, tuvo un hijo que al cumplir 20 años lo levantaron y jamás supo de su paradero.

El 2014 entró como fundadora del colectivo ‘Las Rastreadoras de El Fuerte’, junto con la fundadora del grupo Mirna Nereida Medina, prima de mi compañero periodista Gregorio Medina. 

Las rastreadoras de El Fuerte.

‘La yaya’ Vega aun utiliza palas y machetes en busca de restos humanos en fosas clandestinas, ella como todas busca a su hijo, aunque él ya le preguntó:

“Amá, ¿para qué me buscas si ya sabes dónde estoy?”.

Las fotos que comparto, como portada esta Fernando Solís, Secretario General del STIRTT y mis compañeros locutores en un homenaje póstumo que le hicimos a Roberto Ibarra en el Panteón de El Fuerte.

En la segunda foto están Mirna Nereida Medina y Oralia Vega ‘la yaya’ buscando entre la tierra a ‘sus tesoros’, son ‘Las Rastreadoras de El Fuerte’.

Oración.

A la familia Cervantes Vea, los quiero como si fueran parte de mi familia desde que me inicié en la radiodifusora XEGS de Guasave en el programa ‘La Hora de Los Cervantes de Sinaloa de Leyva’.

Este viernes 06 de agosto falleció Roque Cervantes Vea, ya acompaña a mi tocayo Agustín Cervantes y a doña Trinidad Vea ‘mama Chapa’. Roque ya está con sus padres y con sus hermanos Jaime y Octavio Norzagaray. Descanse en Paz mi hermano Roque.

También les pido una oración por la salud de la señora Virgen Orrantia de Cervantes, esposa de Israel Cervantes Vea, esta delicada en un hospital de Guasave, Sinaloa.

Pido una oración más por mi amiga Edna Ledezma, de Mochicahui, El Fuerte, hija de mi recordado amigo ‘kiililo’ Ledezma, está hospitalizada por Covid 19.

Agradeceré una oración por ellas y por todos los enfermos ante Dios Nuestro Señor.  ¡Dios Provee!


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