Crónicas de un periodista… Necesario reivindicar la figura del Capitán español Don Francisco Ibarra

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Por: Agustín Torres Sotomayor

Después de haber dominado el reino azteca, los españoles se esparcen por Norteamérica. En 1531, Nuño Beltrán de Guzmán llega a Sinaloa y fundaría la ciudad de Culiacán en septiembre de ese mismo año.

Beltrán de Guzmán era sanguinario y cruel, por los pueblos por los que pasaba dejaba una estela de muerte. 

En 1535 se presenta otro ejercito de soldados españoles al mando de don Francisco Vázquez de Coronado que acamparon unos días a orilla del rio Zuaque hoy conocido como rio Fuerte. La expedición se dirigía a Nuevo México en busca de siete ciudades fabulosas con calles de oro y las casas adornadas con piedras preciosas. Nunca encontraron nada, la mayoría de los soldados españoles murieron atravesados por las flechas de los indígenas.

Posteriormente llega a Sinaloa el Capitán español don Francisco de Ibarra quien se oponía a la esclavitud y prohibió cualquier tipo de injusticia contra los indígenas vencidos. Apenas tenía 15 años de edad el joven quien llegó procedente de Zacatecas donde su tío Diego de Ibarra era el Gobernador de aquella provincia.

Don Francisco de Ibarra, fundador del Pueblo Mágico de El Fuerte de Montesclaros nació en el año de gracia de 1539 en el arrabal de Yuso adelante del camino real en Éibar, provincia de Guipuzcoa en el País Vasco, en el extremo noroccidental de España. Esa antigua población había sido fundada por el Rey Alfonso de Castilla.  

Francisco de Ibarra nació a la rivera del rio Ego. Sus padres fueron Pedro Sánchez de Ibarra y la señora María de Arandia. Los Ibarra se dividían en tres ramas, Guipuzcoa, Durango y Vizcaya.

Al morir su madre, doña María de Arandia, su tío, el comendador Diego de Ibarra, yerno del segundo Virrey de la Nueva España don Luis de Velasco, lo trae a México, tenía apenas cinco años cuando sirvió de paje en la corte del Virrey.

El pueblo de Éibar a principios del siglo XVIII solo tenía tres calles, así como el convento de la Virgen de Arrate. Desde el antiguo siglo XIII, la villa se empezó a distinguir como un pueblo fabricante de armas principalmente arcabuces y lombardas. 

En 1794 los franceses invaden el País Vasco y destruyen el edificio donde se guardaba el archivo del municipio, con las llamas desapareció la fe bautismal y el acta de nacimiento del fundador de El Fuerte de Montesclaros, posteriormente con la guerra civil española en 1936 la ciudad sufrió su segunda devastación. 

Don Diego de Ibarra que era un hombre riquísimo gracias a la explotación de varias minas productivas y de haciendas en la provincia de Zacatecas, envió a Francisco de Ibarra a explorar la región noroeste de México, el joven Francisco ya había cumplido los 15 años, corría el año de 1555. Acompañando al joven Capitán, también salieron Juan de Tolosa, Martín de Rentería y Rodrigo Díaz de la Loza.

El Capitán Francisco de Ibarra llegó a Culiacán donde descansó unos días mientras se hacían de provisiones, para ese año el pueblo fundado por Nuño Beltrán de Guzmán, ya era un emporio agrícola y ganadero.

El sábado 24 de junio de 1564, Francisco de Ibarra se establece en la rivera izquierda del rio Zuaque y funda la villa de San Juan Bautista de Carapoa, la primitiva ciudad de El Fuerte de Montesclaros

A los territorios descubiertos por el joven Capitán, el Virrey de Nueva España, los bautizo como reino de la Nueva Vizcaya y nombra como Gobernador de esta provincia a Francisco de Ibarra.

Después de instalar en la villa de San Juan Bautista de Carapoa el asentamiento con 60 colonos españoles, Ibarra sale al sur del estado dejando como encargado a don Antonio Sotelo de Betanzos con la instrucción de fabricar en la costa un barco para inspeccionar el litoral, don Francisco de Ibarra funda la provincia de Chametla, la capital de San Sebastián, hoy municipio de Concordia y los minerales de Charcas, Pánuco, Copala, Mayola y San Marcial, posteriormente funda la ciudad de Durango.

En 1565, Francisco de Ibarra regresa a la villa de San Juan Bautista de Carapoa e inicia una expedición a la sierra de Sonora y Chihuahua donde solo encontró una gran ciudad en la sierra a la que llamaban Paquimé.

A su regreso repartió tierras y encomiendas a los sesenta colonos, así nacieron las encomiendas de Montoya, Lo de Vega, Lo de Almada y Los Orrantia, entre otras.

Dejó al joven Capitán Diego Martínez de Hurdaide quien emprendió con apoyo del Virrey de la Nueva España don Juan de Mendoza y Luna, Marques de Montesclaros, la construcción de la fortificación o fuerte cuyas gruesas paredes inicialmente fueron de adobe con una torre en cada una de los cuatro extremos.

Ninguno de los historiadores ni los investigadores pudo desentrañar el misterio del porque el Capitán don Francisco de Ibarra se quedó a vivir en el sur del estado donde murió de tuberculosis en el mineral de Pánuco un miércoles 17 de agosto de 1575 cuando apenas tenía 39 años de edad, murió muy joven. Fue su última voluntad que lo sepultaran bajo el atrio de la iglesia de San Sebastián de Pánuco, con sus arreos de guerra, su vestimenta con botonaduras de oro, así como con sus dos espadas. Las minas las dejó a cargo de dos de sus sobrinos.

Sus restos humanos aun reposan bajo las ruinas de la vieja iglesia que está ubicada a orillas del rio Pánuco a espaldas de la actual iglesia.

Aunque cuenta una leyenda en Concordia, que ha pasado de generación en generación, que cuando estaban construyendo la nueva iglesia de Nuestra Señora del Rosario,  hace ya más de 400 años, unas damas encontraron en el atrio de la vieja iglesia una cruz milagrosamente conservada donde estaba la tumba del Capitán español cuyos restos fueron exhumados y trasladados después a la nueva iglesia, posteriormente se dijo que los restos del Fénix de los Conquistadores habían sido llevados a la catedral de Durango, ciudad que también había sido fundada por el nacido en el País Vasco. En Durango le rinden tal veneración que hay varias estatuas dedicadas en honor a su fundador; el Capitán don Francisco de Ibarra mientras que en el Pueblo Mágico de El Fuerte solo hemos podido rendir un tributo a su memoria, con un pequeño busto en la plaza de armas del centro histórico. Hace falta reivindicar su figura.

Los historiadores han coincidido que los restos mortales de don Francisco de Ibarra aún se encuentran en el atrio de la vieja iglesia de San Sebastián de Panuco.

Éibar, la villa del País Vasco que vio nacer a don Francisco de Ibarra sobrevivió a una doble destrucción, es actualmente una moderna ciudad industrial dedicada a la fabricación de aparatos electrodomésticos, bicicletas y finos textiles.

La ciudad está rodeada de montañas que la encierran en un valle profundo, por toda la ciudad funcionan elevadores y escaleras eléctricas a la intemperie para comunicar a los barrios.

Éibar, provincia de Guipuzcoa en España, fue sin desearlo el origen del Pueblo Mágico de El Fuerte de Montesclaros, en Sinaloa y de otras ciudades del noroeste de México.

Nota.

La imagen de portada de esta crónica aparece el Capitán español don Francisco de Ibarra, la inmortalizó en un lienzo la pintora Rina Cuéllar, de tan triste memoria para mi familia porque ella con engaños, hizo que mi tía Rosita y mi tía Paz, vendieran la biblioteca de mi tío Antonio Nakayama, una heredad de más de dos mil tomos que no le correspondía a ella y que terminó despojando porque mis ambas tías, jamás vieron ni un centavo de esa operación comercial.


La vieja iglesia de San Sebastián del mineral de Panuco en Concordia donde reposan los restos humanos del capitán Francisco de Ibarra.

La segunda fotografía incrustada dentro del relato, es la vieja iglesia de San Sebastián del mineral de Panuco en Concordia donde reposan los restos humanos del capitán Francisco de Ibarra.

Oído por casualidad.

En mayo de 1992 fue postulado como candidato del PRI al Gobierno del Estado de Sinaloa el sub secretario de la Reforma Agraria, ingeniero Renato Vega Alvarado.

Dicen que, con el apoyo de su padre, el General Renato Vega Amador, desde 1975 buscaba esa postulación. Renato dejó en el camino al guamuchilense Lauro Díaz Castro y al sinaloíta Gustavo Guerrero Ramos.

El candidato Renato Vega decidió enviar como candidato a alcalde de El Fuerte al ingeniero Armando Enrique Apodaca Soto oriundo de San Blas. Las columnas políticas de la época publicaban que el hijo de don Pablo Apodaca Ayala no quería la candidatura a la alcaldía y prefería una posición en el Gobierno del Estado, pero a Renato se le subió lo Vega y lo envió al Pueblo Mágico.

Armando Apodaca había hecho su carrera profesional fuera de su tierra por lo tanto no era el candidato más popular de la contienda, el mismo sabía que tendría dificultades para ganar la elección. 

Ese año la CTM me había indicado que me preparara porque iban a proponerme como candidato a regidor por la central obrera. Por el Frente Juvenil Revolucionario el candidato a regidor seria Rafael López Soto ‘el pay’.

Practicó y con un gran sentido común, Armando Apodaca le pidió al licenciado Luis Lachica que le coordinara la campaña. Fue la primera acción como candidato y la decisión fue la más inteligente.

Había que reasignar las candidaturas a las regidurías, para no desplazar a los grupos políticos del municipio y que se integraran en el fortalecimiento de su campaña.

En la negociación, las primeras candidaturas que cayeron fueron las de Rafael López Soto y la mía. Al ‘pay’ López le ofrecieron a cambio la Secretaria Particular de la Presidencia Municipal. Yo me había ido a pasar una semana a El Chicural, allá en Chinobampo, a casa de mi tía Cuca Sierra Ahumada.

“Voy a acostarme en la hamaca, pensé, a escuchar cuando ‘lupe’ Alvarado en su noticiero de la radio 65, destape la fórmula que acompañara al ingeniero Apodaca y que diga mi nombre como candidato a regidor”.

Me sentía en las nubes. Cuando me acomodé en la hamaca y ‘lupe’ dio a conocer los nombres de los candidatos a regidor y nunca mencionó mi nombre, casi se me cae la tortilla de nixtamal con asientos que estaba a punto de comer.

La CTM había accedido a negociar para que el licenciado Luis Lachica como coordinador de campaña, pudiera lograr un equilibrio con los grupos políticos. Lo logró y holgadamente ganó la contienda.

Armando gano la elección gracias al excelente manejo y a la operación política de Luis Lachica y fue un buen Presidente Municipal al que el Gobernador Renato Vega apoyó mucho.

Fue la única vez que casi ‘arañé’ una candidatura, después de eso, ni de suplente ni de consejero político la ‘agarré’. Es más, ni de ‘cuico’ me dieron chamba. Así exactamente es la política.


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