Crónicas de un periodista… Oraciones que provocan milagros

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Por: Agustín Torres Sotomayor

El poder de la oración logra milagrosas curaciones. Las niñas y niños son los ángeles de Dios Nuestro Señor en la tierra. Una petición de ellos dirigida a Dios logra lo imposible. Debemos enseñar a nuestros hijos a platicar con Dios, finalmente él fue el que nos los prestó y es él quien los conoce. ¿Qué les podría negar?

Antes de compartir estos testimonios debo aclarar. No tengo absolutamente nada contra del todavía Secretario de Desarrollo Social, Ricardo Madrid Pérez, pero debo ofrecerle una disculpa pública. El Ricardo Madrid al que yo me refería es militante del SNTE, es maestro. El diputado electo no es el profesor que ignoró a las compañeras suyas de El Naranjo, que fue lo que provoco mi indignación.

Gracias Mayra Peñuelas, cuesta reconocer que nos equivocamos. Una disculpa pública al diputado electo Ricardo Madrid Pérez, pero eso no me impide preguntarle ¿Cómo vas a ser una oposición legislativa del PRI cuando fuiste secretario particular del asesor Rubén Rocha Moya, hoy Gobernador Electo? ¡Gracias Mayra, mi afecto, te quiero!

La Virgen María.

Los amigos que has hecho en la vida se cuentan con los dedos de la mano. Uno de mis amigos, el ex diputado local Fernando Zapien tiene dos hijos, el mayor, con un mal bote de la pelota mientras jugaba básquetbol, le golpeó en la cara.

El ojo se inflamó lo que obligó a sus padres a llevarlo a un oculista. El golpe le provoco un neoma (tumor) en el iris, va a perder la vista. Fue un dictamen médico contundente. 

Cuando el ex diputado local me contó la tragedia a los dos se nos redujo el corazón. Su hijo apenas tenía 17 años, era un deportista consumado. ¿Cómo podía perder la vista de su ojo derecho? Las lágrimas de él y su esposa me conmovieron.

“No te preocupes, no llores, no te angusties, tu hijo va a estar bien, no va a perder la vista de su ojo, Dios provee, ten fe”, le dije a Fernando.

“Ya llevé a mi hijo con varios especialistas y todos me dicen lo mismo”, me afirmó.

“Dios provee, hace milagros”, le dije.

“Ofrécele un sacrificio a Nuestra Señora la Virgen del Rosario de Guasave, te aseguro que tu hijo no perderá su ojo, se va a aliviar con un tratamiento médico”, sugerí.

Lamentablemente los diagnósticos aseguraban lo contrario.

Corría el mes de agosto y mi amigo estaba derrumbado. El solo hizo el compromiso de irse caminando desde el cerro de La Memoria de Los Mochis hasta la iglesia de Nuestra Señora de Guasave. Esa sería su ‘manda’ a la virgen si su hijo mayor recuperaba su ojo.

Para el ex diputado cetemista, el compromiso por amor a su hijo era demasiado. ‘La manda’ la iba a cumplir y Dios Nuestro Señor lo escuchó.

En septiembre me invitó a Culiacán.  »’Tin’ llevo a mi hijo a consulta a Culiacán ya lo llevé a todos lados, acompáñanos”, me dijo desesperado.

Yo me quede afuera del consultorio. Era la última oportunidad. Yo hacía oración a la Virgen María afuera. Dentro del consultorio le dirían si perdía o no su ojo, no había oportunidad para una cirugía.

Cuando los dos salieron pregunte, “¿qué les dijo el doctor?”.

Con las previsiones del caso, ante la catástrofe, decidió enviar al padre y al hijo enfermo a Los Mochis con un último especialista.

“El que diga la última palabra”, sentenció.

Padre e hijo venían serios, encriptados. Yo trataba de estimularlos, fue imposible.

Pero Dios que provee ya había tomado una decisión, ya había hecho el milagro en el trayecto de Culiacán a Los Mochis.

Cuando llegamos al consultorio del especialista que está ubicado por la calle Madero, dos cuadras antes de llegar al boulevard Antonio Rosales, ya estaba la señora Alma, esposa de mi amigo y su hijo menor.

Entraron ellos, los cuatro con el doctor. Yo me senté en una silla en la recepción frente a la secretaria del galeno. Me había cansado el viaje de dos horas y media tal vez, yo si recuerdo que, estando solos la secretaria y yo, sin control me que dormido sentado en la silla. 

Debo confesar que jamás duermo de día.

Perdí la noción durante dos minutos que para mí parecieron siglos. Estando con los ojos cerrados, sin control de mi cuerpo, inerte totalmente, se me acercó una señora bellísima llena de una luz blanca brillosa, se me acercó tanto que su hermosísima nariz estuvo a tres dedos de mi mano de mi cara.

“Agustín, no te angusties, todo estará bien, todo está ya bien, diles que no estén angustiados”.

Al ver tan celestial aparición tan cerca de mí, me desperté sudando y se me cayó el lápiz de mi oreja, con el que hago un homenaje a mi padre que fue carpintero.

“Se le cayó el lápiz”, me dijo la secretaria del doctor.

“Gracias”, exclamé y lo recogí. Ya estaba despierto.

Cuando salió Fernando acompañado por Alma su esposa y sus dos hijos me expresó.

“Pinchi ‘tin’ no te equivocaste, mi hijo se va a aliviar con tratamiento médico no va a perder el ojo”.

La Santísima Virgen María fue la portadora del milagro.

Dos meses después en el mes de octubre, acompañe a mi amigo a pagar la ‘manda’ a la Santísima Virgen de Nuestra Señora del Rosario. Fue una madrugada que desapareció el cerro de La Memoria con una espesa capa de neblina. Todos llegamos al altar de la Virgen del Rosario a Guasave ocho horas después de que mi amigo camino a pie casi 84 kilómetros.

La virgen sonreía mientras un milagro se realizaba y todo fue con el poder de la oración.

Oído por casualidad.

Luis Alejandro Canobbio Valdez fue Presidente Municipal de Sinaloa en el trienio 1996-1998, su director de Comunicación Social fue Leoncio Sandoval ‘el pajarito’, mi amigo. 

‘El pajarito’ llevó a Los Mochis a Luis Alejandro a entrevistas con el periodista Guadalupe Alvarado, director del noticiero “Este Día” de la radiodifusora XETNT Radio 65 de Los Mochis, propiedad de don Roque Chávez Castro.

Canobbio de inmediato hizo ‘click’ con ‘lupe’ Alvarado, el célebre periodista lo invitó al grupo ‘Los Miercolitos’ que se reunían en un desayuno los miércoles de cada semana. Todos sus integrantes compartían el gusto por la caza de venado.

‘Un miercolitos’, Luis Alejandro Canobbio contó que estando en la oficina de la Presidencia Municipal de Sinaloa, llegaron integrantes del grupo de damas católicas de la iglesia de San Felipe y Santiago.

“Presidente, ayúdenos, échenos la mano, queremos pintar la iglesia, pero no podemos, estamos muy ajustadas”, le dijeron.

El alcalde Luis Alejandro Canobbio respondió con una sonrisa como era su costumbre.

“Qué bueno que están ajustadas porque todo el día me han caído puras ‘guangas’”.

Con mi afecto y el recuerdo para un excelente amigo como lo fue Luis Alejandro Canobbio.


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