Crónicas de un periodista… Rodolfo Valdez ‘el gitano’ y mi tío Ramón Sotomayor

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Por: Agustín Torres Sotomayor

El sábado 22 de noviembre de 1958, hace 63 años, el Papa Juan XXIII mediante la «Bula Qui Hominum», crea la diócesis de Mazatlán y mediante un Decreto Especial, la diócesis de Sinaloa pasa a llamarse diócesis de Culiacán. 

Mi tío, Ramón Sotomayor Sierra, hermano de mi madre, se había ordenado como sacerdote. En la diócesis de Culiacán su Santidad designó a Monseñor Lino García Aguirre mientras que, en Mazatlán, había enviado nombrado como Obispo a Monseñor, Miguel García Franco. 

Desde que era seminarista, el hijo del profesor Pablo Sotomayor y Juliana Sierra Ayala de Chinobampo municipio de El Fuerte, pedía ir a las comunidades del sur del estado cercanas a Mazatlán.  Era su pasión la labor pastoral de ayudar a los pobres más pobres.

A mi tío Ramón le había correspondido ir como sacerdote a la iglesia de La Noria, Sinaloa, en el sur del estado, fue un seminarista tan ejemplar, que cuando se separaron ambas diócesis, la de la capital del estado y la de Mazatlán, el obispo de Culiacán, Monseñor Lino García Aguirre le planteó al recién nombrado Obispo de Mazatlán Monseñor Miguel García Franco: 

“Te doy dos sacerdotes a cambio que me dejes a Ramón aquí en Culiacán». 

Cuando le preguntaron a aquel joven nacido en Chinobampo si quería quedarse en Culiacán a servir en el seminario, el joven sacerdote agradeció el afecto de ambos obispos y les respondió: 

«He hecho votos de humildad, si me corresponde irme a La Noria, me iré a La Noria”, precisó. 

Así fue como el sacerdote Ramón Sotomayor Sierra llegó aquel viejo pueblo de La Noria de San Antonio para ser el sacerdote de la iglesia de San Antonio de Padua, edificación que había ordenado construir el conquistador español don Francisco de Ibarra.  

Una noche de 1959 llegaron a la casa cura un hombre con dos acompañantes, cuando preguntaron por el sacerdote mi tío salió y les atendió, venían por el para que fuera a dar los Santos Oleos a una mujer de edad avanzada que estaba en agonía. 

Mi tío Ramón me relató que iban en una camioneta el conductor que dijo llamarse Rodolfo Valdez Osuna y mi tío iban adelante mientras que atrás de la camioneta venían sus dos guardaespaldas.

Luego de pasar dos filtros de seguridad donde había gente armada, llegaron hasta la casa donde estaba la mujer moribunda, el caserío estaba entre los cerros. Era un rancho cercano a Mazatlán. 

La mujer apenas si podía respirar, mi tío sacerdote le desabotonó la blusa para poner la señal de la cruz en su pecho, luego de rociar con los santos oleos su cabeza y su frente, aquella mujer apenas pudo completar el rezo del Padre Nuestro.

Rodolfo Valdez Osuna ‘el gitano’ se hincó para acercarse a su madre y la tomó de las manos. En la habitación había un hombre y dos mujeres más que sollozaban. Afuera se quedaron los pistoleros.

Luego de veinte minutos aquella mujer expiró. Rodolfo soltó en llanto. Era la madre del célebre narcotraficante que ya se había despedido de sus hijos.

Meses después regreso ‘el gitano’ a la iglesia de San Antonio de Padua a La Noria de San Antonio para agradecer a aquel joven sacerdote por sus servicios e hizo una donación en efectivo a la iglesia. Mi tío Ramón lo volvería a ver después en un par de ocasiones. 

Había ido a agradecerle su disposición por atender con la ayuda de Dios Nuestro Señor a ayudar a morir a su señora madre.

Rodolfo Valdez Osuna confió a mi tío su identidad.

“¿No le da miedo estar frente a mi padre?”, preguntó ‘el gitano’.

Mi tío respondió, “todos somos iguales a los ojos de Dios”.

En un par de ocasiones llegó resguardado por varios vehículos, se santiguaba frente al altar y dejaba un apoyo para los más necesitados.

Mi tío Ramón Sotomayor Sierra, se enteraría después que ‘el gitano’ había sido reaprendido e ingresado a la cárcel en Culiacán, Sinaloa.

Rodolfo Valdez Osuna ‘el gitano’ fue parte de la banda de Pedro Avilés junto con otros dos compañeros apodados ‘el culichi’ y ‘el melón’, pero al ser asesinados, Valdez Osuna se quedó como jefe de la banda de don Pedro Avilés.

Todos estos personajes fueron inmortalizados en un corrido que grabaron los cantantes sinaloenses ‘Chalino’ Sánchez, ‘Lalo el Gallo’ Elizalde, los Tigres del Norte, entre otros. 

Esta historia no la conoce Alejandro Higuera Osuna, el virtual secretario del Gobernador electo Rubén Rocha Moya nacido en La Noria. Por favor compártanle esta crónica. 

 ‘El Gitano’ asesina al Gobernador, Rodolfo T. Loaiza.

A la una y media de la mañana del martes 21 de febrero de 1944 ya era martes de carnaval en Mazatlán, Sinaloa.

El patio del hotel ‘Belmar’ ubicado frente a Olas Altas estaba lleno, según la crónica de esa época del periodista ‘el chato’ Duarte, jefe de información del periódico ‘Cronos’ relata que en el salón ‘Andaluz’ amenizaba una orquesta.

Un joven le pidió a la Reina del Carnaval, Carmina de Rueda, bailar un zapateado con la canción ‘el coyote’. El Gobernador del Estado, Coronel Rodolfo T. Loaiza departía con unos amigos. 

Cuando el reloj marco la 01:50 de la madrugada se apagaron las luces y se escucharon unas detonaciones de arma de fuego. Mientras establecían la energía eléctrica, Rodolfo Valdez Osuna ‘el gitano’ salía corriendo del salón ‘Andaluz’ con el arma en la mano. 

“Fue el Gitano, fue el Gitano”, gritaban algunos presentes mientras el cuerpo del mandatario estatal yacía inerte sin vida en el piso, desangrándose lentamente.

Después, los rumores implicarían como autor intelectual al General Pablo Macías Valenzuela.

El ilustre fuertense que nació en la ribera del arroyo de Las Cabras un domingo 15 de noviembre de 1891, fue el hijo mayor del matrimonio formado por don Pablo Macías, que se dedicaba a la agricultura y la ganadería y de doña Ángela Valenzuela. Un sábado 25 de marzo de 1911. 

Cuando apenas había cumplido los 20 años se une a la revolución mexicana y es enviado al 4to. Batallón irregular de Sonora con el grado de Teniente, fue compañero del General Álvaro Obregón, ambos luchaban contra las huestes de Pascual Orozco.

El padre, Ramón Sotomayor.

El General Pablo Macías Valenzuela fue Secretario de la Defensa Nacional de 1940 a 1942, recibió la medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado de la Republica y en 1945 toma protesta como Gobernador Constitucional del Estado de Sinaloa.  

El blasón negro que tuvo en Sinaloa el militar fuertense fue sobre ese suceso que hoy les relato.

Rodolfo Valdez Osuna luego de andarse escondiendo, pacto su entrega con la condición de hablar personalmente con el General Lázaro Cárdenas para contarle la verdad de los hechos. 

Al General Pablo Macías Valenzuela se le involucró durante la investigación que realizó el Consejo de Guerra, ‘el gitano’ señaló al militar como autor intelectual, «a través del chuy me envía las instrucciones», señaló. 

Luis Spota entonces periodista de Excélsior, elaboró una versión según la cual, el Gobernador Rodolfo T.  Loaiza recibió 80 mil pesos que le obsequiaron los narcotraficantes de Sinaloa para poder recoger libremente la cosecha de adormidera a principio de año.

El Gobernador aceptó el dinero sin comprometerse a nada, luego mandó arrasar los plantíos, los traficantes burlados planearon la venganza. Esa versión limpio la hoja de servicio de Macías Valenzuela.

Esta historia me la contó mi tío Ramón Sotomayor Sierra, él era el párroco de la iglesia católica de San Juan Bautista de la sindicatura de Villa Unión.

Meses después, en 1994, siendo Gobernador del Estado, el licenciado Juan S. Millán, un fulminante infarto al corazón termino con su vida terrenal mientras daba platicas pre matrimoniales a seis parejas que se iban a casar. Aun le seguimos llorando.

El sacerdote Ramón Sotomayor Sierra de Chinobampo, El Fuerte y el narcotraficante Rodolfo Valdez Osuna ‘el gitano’ de Aguacaliente de Gárate cruzaron sus vidas por extraños designios de Dios Nuestro Señor, el día que la madre de ‘el gitano’ murió.

Mi tío Ramón Sotomayor aprovechando sus vacaciones, cada año oficiaba misa en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Chinobampo. Fue después de una misa que mi tío Ramón hablo con doña Consuelo Ruelas Heras, madre de Polo Sandoval, entre los dos formaron un patronato para levantar la iglesia que estaba en ruinas.

Hasta yo participé junto a ellos. Hoy gracias a doña Consuelo Ruelas Heras, a mi tío Ramón Sotomayor Sierra y a muchas señoras, señores, jóvenes voluntarios y gracias a Dios, la iglesia de Chinobampo está de pie.

Lo apodaban licenciado

dicen que era muy valiente

lo mataron por la espalda

nunca pudieron de frente

porque Pedro se paseaba

donde quiera con su gente

Cruzó todas las fronteras

por el lado americano

lo mismo entraba por Texas

que por avión a Chicago

hizo historia en California

porque Pedro así era bravo

‘Gitano’, ya mataron a tu jefe

‘Culichi’, ya mataron a Pedro

tus amigos te recordaran por siempre

porque fuiste gran amigo sinaloense.

Oído por casualidad.

En 1985 en el municipio de El Fuerte siempre ganaban los candidatos del PRI. Los primeros fuertenses valientes en ser oposición eran María Serrano y Bernardo Ruelas. Bernardo hacia campaña casi a escondidas.

Ese año de 1985, el candidato del PAN a la alcaldía fue Carlos Julio López, un hombre íntegro, mientras por el PRI, Manuel Sauceda Valenzuela luchaba contra los ‘caciques’ de ese partido por ganar la elección.

Yo fui el coordinador de campaña en el área de Comunicación Social de Sauceda Valenzuela el cetemista. Recuerdo que en el noticiero “Este Día”, de mi compañero periodista Guadalupe Alvarado libramos con Bernardo Ruelas las batallas más cruentas. Nos acusábamos de todo. 

Bernardo defendía al PAN y yo al PRI. Las referencias llegaban algunas veces a las ofensas a través de la Radio 65 de don Roque Chávez Castro.

A ‘Lupe’ Alvarado lo escuchaban hasta las piedras. Pronto el pleito radiofónico entre Bernardo Ruelas y yo fue del dominio público y llegó a oídos de su señora madre, doña Guadalupe Hernández Gámez.

Doña Guadalupe llamó la atención de Bernardo.

“¿Cómo es posible que tú y Agustín Torres Sotomayor se peleen en la radio?

¿Que no sabes que somos familiares?”, dijo su mamá al ex diputado local 

Cuando Aideé Ruelas me contó lo que dijo doña lupita me llené de vergüenza.

Doña Lupita Hernández Gámez ya descansa en la casa de Dios Nuestro Señor. El martes pasado se despidió de sus hijos en la tierra y fue a reunirse con sus hijos en el cielo. Que en Paz Descanse.


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