Crónicas de un periodista… Un milagro para Fernando

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Por: Agustín Torres Sotomayor

Don Arnulfo Solís tuvo 15 hijos con doña Irene Verduzco.

Ambos llegaron a Los Mochis de Higuera de Zaragoza, don Arnulfo había sido criado desde niño con mucha disciplina y así formó a sus hijos, especialmente al más chico…a Fernando.

Desde el miércoles 24 de marzo del 2021, Fernando Solís tenía la sospecha que se había vuelto a contagiar de Covid-19, su respiración era agitada y su nivel de oxigenación un poco bajo, además sentía que algo le apretaba dentro de su cuerpo. 

Hijo menor de una familia de 15 hermanos criados en el populoso barrio de la colonia ‘Texas’, el dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radio, Televisión y Telecomunicaciones en la zona norte de Sinaloa (STIRTT) pensó que los efectos serian pasajeros.

La noche del jueves 25 de marzo quiso dormir, pero ya era imposible, además de la dificultad para respirar, un dolor abdominal insoportable se apodero de él. A las 03:30 de la madrugada del viernes 26, Zulema su esposa y sus dos hijos, Junior y Edwin lo subieron al automóvil y enfilaron rumbo al hospital ‘Agraz’ pero no los pudieron atender.  Quisieron trasladarse a la clínica del IMSS, pero al pasar por la iglesia de Nuestra Señora de Fátima en la avenida ‘Ángel Flores’, Fernando empezó a quejarse más y prefirieron ir al hospital ‘Fátima’.

El reloj marcaba las 04:00 de la madrugada de ese viernes 26 de marzo cuando Fernando Solís ingreso al área de urgencias. ‘Pensamos que tiene Covid’, dijo Zulema, su esposa. 

Cuando los médicos ordenaron que le realizaran una prueba de Covid-19 y salió negativa, de inmediato le realizaron un ecocardiograma y notaron que el corazón se había movido hacia la derecha y el pulmón estaba invadido por viseras y líquidos.

Se le realizo una tomografía toracoabdominal y por la gravedad que presentaba, se decidieron a practicarle una laparotomía exploradora o exploración abdominal de órganos como el apéndice, vejiga, vesícula biliar, intestinos, riñón, hígado, páncreas, bazo y estómago.

Fernando Solís estaba inconsciente, con anestesia en aquella fría plancha del quirófano del hospital ‘Fátima’. Un grupo medico interdisciplinario por consenso, bajo el mando del médico gastroenterólogo Humberto Bojórquez, y los doctores Cristian Cazares, Jorge Vega Acuña, Emilio Vázquez, Ricardo Espinoza, y los doctores Arenas y Hernández.

La operación duro seis horas. A Fernando Solís le fue extirpado el estómago que era el órgano más dañado. La hernia diafragmática oculta entre el pulmón y el corazón había hecho ya un daño irreversible pues al reventar, había contaminado el pulmón, los riñones, el corazón y el estómago que ya no se pudo recuperar. 

Al término de la cirugía Fernando Solís fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos aislado de forma total. Su cuerpo estaba abierto desde el cuello hasta casi cerca del ombligo.

Casi marcaba las cinco de la tarde cuando salió el doctor Humberto Bojórquez por el área de urgencias, para esa hora ya éramos casi setenta personas las que estábamos afuera de la clínica acompañando a ‘zule’ Borboa de Solís y a sus hijos Junior y Edwin. Estaba la familia Borboa Pérez. Los hermanos de Fernando que son, Gonzalo, Nery, Ramona, Paty Solís, José Luis y Rosy. También estuvimos sus amigos, el exdiputado local Fernando Zapien, Jaime Armenta, Agustín Torres Sotomayor, el cantante sinaloense Germán Montero, Antonio ‘toño queen’, entre otros compañeros locutores.

El dictamen del grupo de médicos fue contundente: “Lo sentimos mucho, hemos hecho lo que ha estado en nuestras manos, pero es un caso muy difícil, de cien posibilidades, solo tiene una de sobrevivir, lo sentimos, solo un milagro puede salvarlo”, dijo el doctor Bojórquez a su esposa Zulema.

‘Zule’ se llevó la mano a los ojos para contener las lágrimas. Yo había estado haciendo mucha oración a Nuestra Señora la Santísima Virgen María. Algunos compañeros locutores y yo no pudimos evitar el llanto. Junior, el hijo mayor de Fernando me abrazó y yo traté de darle un consuelo que ya no tenía.

“Yo sé que, si tu estas aquí mi papá se va a salvar Agustín, yo lo sé”, yo le respondí, “hay que dejarlo en manos de Dios, tu papa se va a salvar, tengan fe en Dios”.

Nos tranquilizarnos todos pues mientras Fernando estuviera con vida, teníamos una luz de esperanza. Al día siguiente, el sábado 27 de marzo le practicaron una segunda cirugía para volver a lavar y desinfectar todos los órganos que pudieron haberse contaminado de pus: bazo, riñones, pulmón, intestinos, vesícula biliar, vejiga, hígado y páncreas. Se le colocó una sonda para que pudiera alimentarse. Por la tarde al término de la operación habíamos ganado otra batalla, Fernando seguía con vida.

La luz de Dios.

Don Arnulfo Solís Villegas y doña Irene Verduzco siempre estuvieron acompañando en espíritu a su hijo en la unidad de cuidados intensivos del hospital donde estuvo quince días. 

En aquella agonía el espíritu de Fernando pudo viajar al paraíso de Dios, apenas lo recuerda.

“Yo le pedí a Dios que me dejara regresar al mundo terrenal porque tenía muchas cosas que hacer aun y porque mis hijos me necesitaban”, comentó tiempo después el propio Fernando.

Cuando empezó a mejorar sus signos vitales las primeras palabras que dijo fueron para resaltar la presencia de sus padres que ni las enfermeras ni los médicos podían ver pero que ahí se manifestaban. Por las noches cuando la frente de Fernando se perlaba de sudor, doña Irene amorosamente le acariciaba.

Un día llegó Monseñor Manuel López Quintero, iba a aplicar la Extrema Unción y los Santos Oleos al enfermo. Fue la primera vez después de la operación que Fernando abrió los ojos, pero una luz muy blanca y brillante lo cegó, la luz provenía detrás del sacerdote católico. Cuando Monseñor se da cuenta que un milagro se estaba gestando le ordena a Fernando cerrar los ojos y lo invitó a hacer oración, el padre se arrodilló.

Quince días después los médicos dieron de alta a Fernando Solís para que se recuperara en su casa, con su familia. En la primera consulta que tuvo con el doctor Humberto Bojórquez, dios les dio a ambos, las pruebas del milagro que había realizado.

“Te ves muy bien, me imagino que ya empezaste a tomar agua, nosotros te pusimos una sonda que teníamos después que conectar para que hicieran la función del estómago, pero no entiendo, de manera inexplicable, las sondas se pegaron para que pudieras recibir alimento sin necesidad de que nosotros lo hiciéramos, en verdad esto es inexplicable, es cosa de un milagro”, sostuvo el doctor Bojórquez.

Ultima operación.

A Fernando Solís todavía le queda la última operación de colostomía para ponerle un esfínter y de ahí conectarlo al intestino delgado que realizara las funciones del estómago, esta cirugía se la realizara el doctor Arenas en Guadalajara, la operación tiene un costo aproximado de 400 mil pesos.

Este jueves 30 de septiembre en sala de fiestas ‘Jardín Wendy’ en la avenida Alfonso Cano 621, se realizará un Shower Medico que amenizará nuestro amigo Ariel Barreras.

Dios ya hizo el milagro. Ayudemos a completarlo. Los milagros de Dios ocurren todos los días y nos devuelven la fe en las personas. Si por algún motivo no puedes acudir al shower médico, pero tienes deseos de ayudar, te invito a aportar lo que sea tu generosidad en la tarjeta del banco Santander, número de cuenta 5579 1002 7712 2667 a nombre de Fernando Solís.

La foto que les comparto en la portada de esta crónica fue tomada un mes antes de la pandemia de Covid-19 en febrero del 2020. Ahí estamos de izquierda a derecha mis compañeros locutores Jorge Fregoso, Fernando Solís, dirigente del STIRTT, Job Félix, Manuelito Rodríguez ‘el compañerito’, don Arnoldo Corrales, el Decano de la radio en todo el país, Guadalupe ‘lupe’ Padilla y un servidor, Agustín Torres Sotomayor.

Oído por casualidad.

El mes de junio del 2012 una terrible sequía azotaba los municipios serranos de Sinaloa. Fernando Solís invitó a sus compañeros de la directiva del STIRTT y a socios fraternales como yo, a emprender un maratón para una gran colecta de ropa, agua y alimentos no perecederos.

Cuatro días después, la generosidad de la gente que se había volcado, logró reunir 12 toneladas de productos y 10 toneladas de alimentos en latas entre ellos carnes y verduras. Al mediodía cansados y sedientos luego de subir los paquetes de ayuda, Fernando invitó a comer a Job Félix, Horacio Rodríguez, Alba Castro y a un servidor quien escribe estas letras, pero el Secretario de Finanzas del STIRTT Emanuele Maldonado nos dejó a todos quietos en home: “no hay dinero en caja”, señalo muy tranquilos mientras nosotros sudábamos hambrientos. Así son todos los administradores.

Las dos vesículas.

Era un ‘Miercoles de Pasillo’, en ese acto de gobierno la alcaldesa Nubia Ramos atendía a toda la gente que acudía a gestionar algún beneficio comunitario.

El ‘loco Matías’ llegó de Las Cabras y esperó a que la Presidenta tuviera un momento desocupada y la abordó.

‘Oye Nubia échame la mano, necesito dinero porque me van a sacar el apéndice, estoy malo’, le dijo.

Nubia Ramos algo le ordenó a su asistente, después le entregó al ‘loco Matías’ un rollito de billetes. Tres meses después regreso Matías al ‘Miércoles de Pasillo’.

‘Presidenta, ayúdame me van a sacar la vesícula, ayúdame necesito dinero’. 

Nubia Ramos respondió: “¿Pues cuantas vesículas tienes Matías?”.

‘El loco Matías’ confundió la vesícula con los riñones.


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