Sabías qué?… Dave Winfield en el beisbol mexicano

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Jugó en Liga Mexicana del Pacifico, una corta estadía vestido con la franela de los Yaquis de Ciudad Obregón en la década de los 70’s.

Los Mochis, Sinaloa. 21 de abril de 2019.- Dave Winfield, uno de los 12 jugadores miembros del recinto de los inmortales de Cooperstown que jugaron en la Liga Mexicana del Pacifico, llegó a este circuito en la temporada 1973-74 cuando contaba con 21 años de edad enviado por los Padres de San Diego a jugar para los Yaquis de Ciudad Obregón.

Pese a la enorme calidad que demostraría en Grandes Ligas, Winfield apenas pudo batear para .232 en Ciudad Obregón con 2 jonrones, 11 producidas en 28 juegos.

El debut en MLB con los Padres de San Diego.

Como suele ocurrir con este tipo de peloteros, circula la leyenda de que “uno de los más largos jonrones que se vieron en ese beisbol” fue uno de los dos que pegó Winfield, un batazo descomunal considerado el batazo más largo que se vio en la historia del estadio «Tomás Oroz Gaytán».

Winfield nativo de Minnesota, no se quedó con las ganas de jugar para el equipo de su ciudad natal.

En su autobiografía A Player’s Life, Winfield dibuja un paisaje caricaturesco sobre México.

“Perros callejeros, burros, mosquitos, cucarachas. Intentas una llamada y nunca sale. Mandas una carta y nunca llega”. Un jardín en el estadio que “parecía un campo minado después de la guerra, con cráteres por todos lados, y tarántulas patrullando”, así recordó Winfield nuestra tierra.

Sobra decir que Winfield no estaba a gusto porque además de lo anteriormente comentado, el joven prospecto fracasó en su paso por nuestro beisbol.

“Los lanzadores mexicanos tiraban principalmente moña como bolas ensalivadas, submarinas, tirabuzones. Moña y más moña. Rara vez vi el pitcheo que enfrenté en las Mayores y que era el que yo había aprendido a batear”, justificando parte de su falta de productividad.

David Winfield cuenta su último partido en Obregón de una forma peculiar, dijo que en medio de una gresca, los aficionados comenzaron a lanzar botellas de cerveza al campo. Una le pega al umpire, y otra le pega a él, que se enciende, va a la cerca protectora a encarar al aficionado. Y se arma la locura. En ese momento, no se había dado cuenta, según el propio Winfield, que había sufrido un tirón en la pierna.

La lesión terminó el suplicio de Dave Winfield en Ciudad Obregón, un episodio que el pelotero asegura que fue de seis semanas. “¡Libertad! Se siente bien”, escribió el pelotero cuando finalmente pudo salir de la antigua Cajeme.

Azulejos de Toronto le dio su único anillo de Serie Mundial en 1992.

Regresaría a Estados Unidos a tener una carrera estelar de 22 años en Grandes Ligas con 483 jonrones y 1833 carreras producidas, donde jugó para equipos como los Padres de San Diego con quienes debutó, pasando por los Yankees de Nueva York, Angelinos de California, Azulejos de Toronto, Mellizos de Minnesota e Indios de Cleveland con quienes se retiró en 1995.

El día de su inmortalización en Cooperstown.

Asistió a 12 Juegos de Estrellas, obtuvo 7 Guantes de Oro como jardinero y ganó la Serie Mundial de 1992 con los Azulejos de Toronto.

Fue elegido al Salón de la Fama de Cooperstown en 2001.


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