Crónicas de un periodista… Bárbaro Bojórquez, el amigo de mi padre

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Por: Agustín Torres Sotomayor

En la adversidad y la pobreza, la figura de un padre se levanta para defender a sus críos. 

Jamás he compartido retazos de mi vida familiar. He sido muy cuidadoso de no exponer a quienes amo con todo mi corazón.

Esta vez lo hago para magnificar la figura de mi padre Simón Torres Rodriguez que creció huérfano.

Entre el monte serrano de Lo de Vega municipio de El Fuerte, siendo un niño de año y medio quiso reanimar a su madre muerta y como no pudo, su llanto se sumó al de su pequeño hermano Jesús que no completaba ni tres meses de vida. Mi tío Ramón Torres lo llevaba con las mujeres paridas para que lo amamantaran, pero no pudo sobrevivir sin su madre que fue mi abuela.

En memoria del único hermano de padre y madre de mi padre llevó orgullosamente ese nombre, Jesús.

Mi abuelo Pascual Torres se volvió a casar con una muchacha de Las Estacas y ya no presto atención al hijo huérfano. Otros hijos ocuparon su corazón.

De esa cuna vengo yo. Mi padre, aunque se sabía huérfano supo ser mucho padre y llenarnos de cariño a sus diez hijos.

Los abuelos de mi padre lo intentaron criar, pero su protector fue mi tío abuelo Ramón Torres quien fuera regidor del Ayuntamiento de Guasave y concesionario de transportes de la ruta Guasave-La Trinidad-Ocoroni.

El gobernador Alfonso G. Calderón había sido amigo personal y padrino de bodas de mi tío abuelo Rosario Torres. Calderón lo hizo regidor y Diputado Local por un distrito de Culiacán.

Cuando mis bisabuelos compraron un rancho en Tequila, Jalisco, porque mi bisabuela por prescripción médica requería ambientes más fríos, se llevaron a mi padre siendo un niño. No aguanto mucho fuera de Lo de Vega.

Un día me platicó que él y un amigo se montaban en unas mulas y de Lo de Vega se iban cabalgando a Los Ojitos, ahí había más movimiento me dijo, jugaban a la baraja, había una vinatería y había muchos plebes para jugar.

Cuando mi padre quiso regresarse de Tequila a Lo de Vega en el tren, siendo casi adolescente, lo llevaron a Guasave, ahí ya convivía con sus medios hermanos que en ese tiempo completaban una media docena.

El año 2004 trabajando en una radiodifusora que don Roque Chávez López había instalado en Juan José Ríos, por una circunstancia del destino conocí en un billar del ejido Ruiz Cortines a don Bárbaro Bojórquez, quien fuera esposo y padre de las tres primeras hijas de Chayito Valdez: Cristina, Pilar y Cecilia Valdez Bojórquez.

Lo quise entrevistar y se negó, cuando le dije mi nombre me pregunto: ‘¿Que eres de Simón Torres?’

‘Es mi padre’, respondí. Y entonces su enemistad conmigo como periodista desapareció.

‘Estuvieron hace días unos de UNIVISIÓN y los mande a la chingada’, me confió.

‘Pásale’ me dijo.

“Simón y yo fuimos amigos en nuestra juventud. Andábamos en bola en Guasave. Yo pretendía a la Chayito y un hermano de la Chayito andaba de novio con una tía tuya hermana de tu papa, Simón andaba con nosotros en la bola’, afirmó.

Quede de regresar después con él para entrevistarlo, pero se me presento el cáncer en el estómago y tuve que irme con los hermanos de mi madre a Mazatlán, desde aquí le mando mi afecto a don Bárbaro Bojórquez que fue amigo de mi padre Simón Torres. Ya no lo volví a ver.

De aquella época de plebada y de noviazgo, Chayito Valdez se casó y luego se separó de Bárbaro Bojórquez. 

El hermano de Chayito Valdez se casó con la hermana menor de mi padre y tuvieron tres hijas mujeres, también igual que la Chayito.

Mi padre fue feliz con mi madre. 

Recién casados mis padres vivieron en El Mahone porque trabajó en la construcción de la presa ‘Miguel Hidalgo’. Después vivieron en Charay, también trabajó en la construcción de la derivadora ahí cerquita del cerro de Cahuinahua. De esa cuna vengo yo.

¡Feliz Día del Padre! don Bárbaro, ¡ojalá que esté vivo porque me debe una entrevista!


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