Crónicas de un periodista… Doña Lupita Gil y su espíritu generoso

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Por: Agustín Torres Sotomayor

Si me permiten hablar…»Ándale, siéntate, no te fijes», decía doña Lupita a la gente que no tenían dinero para pagar la comida en su restaurante.

Entre montañas donde abundan los pinos y los sauces nació doña Lupita Gil Fernández. Vio la luz un jueves 24 de marzo de 1949 en El Pichol, Choix.

Hija de don Manuel Gil Salas y de la señora Juanita Fernández, aquella niña cuya historia de vida nos enternece, creció rodeada por el amor de sus padres y de 13 hermanos.

En la primavera de 1964 cuando su hermana Luz Gil, se casó con Roberto Verdugo Ceceña de Chinobampo (padres de mi estimada hermana, amiga y compañera de la UdeO, Lupita Gil) y el naciente matrimonio se estableció en El Fuerte, Lupita estaba por cumplir los 15 años y se vino de El Pichol acompañando a su hermana. Así fue como llego a El Fuerte de Montesclaros. 

Lupita era una jovencita menuda, muy blanca y en honor a la verdad era muy hermosa, como son todas las mujeres sierreñas de El Pichol, ojos color miel y la sonrisa a flor de piel.

Roberto, el esposo de su hermana Luz, entró a trabajar a la agencia de la Cervecería Pacifico, ahí conoció a Alejandro Armenta Gutiérrez «el loco Alejandro», además de ser compañeros de trabajo de inmediato se hicieron amigos.

En la convivencia con Roberto y su esposa, “el loco Alejandro» conoció a Lupita y se enamoró de ella desde el mismo instante que la vio, así fue como se hiso asiduo visitante de la casa de los Verdugo Gil y empezó a cortejar a Lupita, con el «si acepto», “el loco» se hizo más loco al convertirse en su primer novio, pero Luz, como hermana mayor la aconsejaba:

«Ten cuidado, no creas fácilmente en todo lo que te digan los hombres, cuídate», pero pudo más el amor y «el loco» termino por hacer la locura de «robarse» a doña Lupita con su permiso.

El viernes 16 de junio de 1967 doña Lupita tuvo la bendición de Dios de ser madre de un robusto niño al que bautizo como Martín Alejandro, dos años después, el miércoles primero de octubre de 1969 ‘la cigüeña’ les dejo a Lupita y siete años después, un miércoles 29 de diciembre de 1976, la familia Armenta Gil recibió a Nancy, la más pequeña de la dinastía.

Doña Lupita Gil y sus hijos.

Desde que contrajo matrimonio, doña Lupita y “el loco” Alejandro Armenta, se instalaron en una casa que se ubica por la calle Ángel Flores, la casa se la rentaban al licenciado Miguel Ruelas, ex alcalde de El Fuerte, y a su esposa Teresita Orrantia.

Doña Lupita que se dedicaba al hogar, en 1976 abrió un restaurante en su casa, donde asistía con alimentos a médico, enfermeras y personal administrativo trabajadores del Hospital Rural del IMSS recién inaugurado. Los trabajadores de la clínica se hospedaban en la casona de doña Esperanza (frente a las instalaciones de la asociación ganadera) y comían en la casa de doña Lupita.

El pequeño restaurante estuvo funcionando cinco años en la casa familiar. Cuando don Alejandro renuncio a Cervecería Pacifico y se fue a trabajar a la Cervecería Carta Blanca fue cuando los Armenta Gil buscaron un lugar para instalar el restaurante.

El Hotel «Diligencias

Doña Lupita le echo el ojo hotel «Diligencias», la dueña del histórico edificio era doña Cuquita Ibarra, ya era mayor de edad y vivía sola en la casona, su sobrina la inolvidable profesora Luz Enriqueta Ibarra de Tirado «La Minini» se preocupaba por ella, pero no podía atenderla. Fue entonces que doña Lupita busco a «La Minini», que era la única heredera de doña Cuquita quien se resistía a rentar los cuartos del antiguo hotel. «La Minini» convenció a su tía y rentó dos cuartos a doña Lupita con el compromiso de que se hiciera cargo de su tía, así fue como los Armenta Gil sumaron un miembro más a la familia, aquella mujer del linaje de los Ibarra, llena de historias y de recuerdos quedó bajo el cuidado de la muchacha nacida en El Pichol.

Un jueves 23 de marzo de 1978, doña Lupita Gil Fernández de Armenta, la misma que llego de El Pichol, Choix, orgullosamente como emprendedora,  inauguró el restaurante «Doña Lupita», frente al palacio municipal, en el corazón del centro histórico de El Fuerte y en el corazón del Hotel «Diligencias» donde hace 196 años se hospedaron los diputados constituyentes que en 1824 promulgaron el Estado de Occidente que comprendía los estados de Sinaloa, Sonora y parte de Arizona y cuya primer capital fue la Villa de El Fuerte de Montesclaros.

Con el restaurante, además de los médicos, enfermeras, personal administrativo de la clínica del IMMS, se sumaron nuevos comensales entre ellos, jueces, ministerios públicos, maestros y también los políticos de la época que se reunían para degustar los platillos que preparaba doña Lupita. Desde la administración municipal enviaban al restaurante, personas que habían llegado a El Fuerte a realizar alguna gestión y que andaban sin desayunar o sin comer.  

Doña Lupita se mudó con todo y familia al viejo Hotel «Diligencias» y estableció su domicilio.

En las mesas del restaurante, mientras saboreaban un humeante café de talega, delegados y presidentes del PRI decidieron candidaturas a alcaldes, diputados y regidores.

Entre los comensales se recuerda al ingeniero Emilio Álvarez Ibarra con su escudero Raufel Guerrero, Luis Lachica que era titular del Registro Público de la Propiedad, Saúl Contreras, Pedro Peña, Ismael Armenta Chávez, Ciro Hernández, Vicky Vega Padilla, Armando Apodaca, Julián Vega, Manuel Sauceda, Felipe González Villaburo, José Luis Vázquez, «Nico» Vega, José María Zamora Torres, Miguel Ceceña, don Miguel H. Ruelas y los huéspedes de casa don Cruz, don Rubén Vega y Fraste Álvarez. 

El restaurante «Doña Lupita» fue un éxito económico y social para su creadora y emprendedora doña Lupita Gil Fernández, quien ilusionada con tener un patrimonio propio que heredarle a sus tres hijos, un día se armó de valor para hablar con el ex alcalde don Miguel H. Ruelas y su esposa doña Teresita Orrantia para que le vendieran las dos casas de la calle Ángel Flores que habían sido el hogar donde nacieron sus hijos, la respetable pareja accedió generosamente a la petición de compra de las viviendas. «Nos las pagas en abonos, o como vayas pudiendo» le expreso noblemente el ex alcalde nacido en Chinobampo.

La separación.

El sábado 28 de agosto de 1982, doña Lupita Gil Fernández y don Alejandro Armenta Gutiérrez «el loco Alejandro” decidieron separarse en muy buenos términos luego de crear tres hijos y de compartir más de 20 años de un gran amor. Don Alejandro se dedicó al comercio en el mercado municipal, después abrió un abarrote mientras que doña Lupita acreditaba día con día su famoso restaurante. 

Una tarde de septiembre mientras bañaba a doña Cuquita, la anciana le dijo: «Mijita, yo ya estoy muy vieja y mi única heredera es mi sobrina Luz (Enriqueta Ibarra de Tirado «La Mimini»), yo no quiero dejarle esta casa a ella porque la que me ha batallado todos estos años has sido tú, vete por el Licenciado Miguel H. Ruelas y que él, como Notario Público me haga el testamento porque quiero dejarte el hotel Diligencias a ti».

Doña Lupita le dio un abrazo a la señora mientras secaba su cuerpo, agradeció el gesto y no aceptó su propuesta. Si hubiera sido ambiciosa hubiera recibido la herencia, pero eso no estaba a discusión ni estaba en sus principios. Actuó con la humildad y la generosidad que practicó siempre en su vida.

Los fantasmas del hotel «Diligencias».

Siendo el hotel «Diligencias» un edificio donde se hospedaban los diputados Constituyentes del Estado Soberano de Occidente que estaba formado por Sinaloa, Sonora y parte de Arizona y como ciudad capital tenía a El Fuerte, la edificación tiene su historia y también sus fantasmas.

Contaba doña Lupita que todas las noches, cuando el restaurante y la casa estaban a oscuras, la silueta fantasmal de una mujer salía de la recamara de doña Cuquita Ibarra, su vestido largo medieval se arrastraba por las viejas losas caminando por el pasillo y luego se metía a la cocina.

«Me acostumbre tanto a escucharla y verla que no me daba miedo, decía doña Lupita. En el hostal se hospedaban don Cruz, un burócrata que trabajaba en la secretaria de Hacienda del Estado comisionado a El Fuerte, al igual que don Rubén Vega y Fraste Álvarez”.

La primera vez que don Cruz se cruzó con ella cuando iba a los baños, que estaban ubicados en el patio, lejos de los dormitorios, don Cruz le dio las buenas noches, la mujer no volteo a verlo. Su cara se ocultaba bajo una mantellina larga color fucsia que le llegaba a la cintura. Serían las dos de la mañana, don Cruz ya no pudo dormir.

Al día siguiente regresó a Culiacán asustado por la espectral visión y pidió su cambio. Pero si a don Cruz la misteriosa dama lo ignoró, la aparición fantasmal tuvo una extraña atracción hacia don Rubén Vega y Fraste Álvarez. Ambos contarían después que la mujer después de recorrer todas las instalaciones del hotel, llegaba y se sentaba en la cama, muy cerca de ellos. Fraste que era subdirector de Obras Publicas relato un día que la dama era una mujer bellísima, «la vi por el rabillo del ojo y mejor me tapé con la cobija».  De ese recuerdo solo el escalofrío queda.

Las botellas…¡ay nanita!

Fueron varias las noches que, en su preadolescencia, Martín y «el güero pancho» dormían que en el corredor y ya sabían del peregrinar de la fantasmal mujer. Antes de acostarse acercaban tres botellas vacías al catre porque si tenían ganas de ir al baño, ahí mismo llenaban las botellas con agua amarillenta. La misteriosa dama los aterrorizaba y si les daban ganas de ir al baño, era un martirio caminar por todo lo largo del patio, cuando la extraña dama se adueñaba del hotel. Una mañana Martin y «el güero» se levantaron tarde y doña Lupita les puso una buena regañada por las botellas llenas de ese líquido. 

Tiempo después le dirían a doña Lupita que se creía que la dama que aun vaga por el histórico edificio, había sido la esposa de don Juan Manuel Riesgo, primer Gobernador del Estado Libre y Soberano de Occidente. Nunca se desentrañó el misterio.

La partida.

Una mañana del miércoles 16 de agosto del 2000, al restaurante entro Jesús, un trabajador del mercado municipal, el emisario llevaba noticias funestas. Había muerto don Alejandro Armenta Gutiérrez, «el loco Alejandro», el padre de sus tres hijos. Doña lupita que andaba afanando en la cocina tuvo que tomar asiento, la noticia fue devastadora para ella y sus tres hijos; Martín, Lupita y Nancy.

El momento del adiós.

Y la historia del restaurante «Doña Lupita» que inicio un miércoles 23 de marzo de 1978 llego a su fin después de 29 años ininterrumpidos de trabajo. El miércoles 11 de julio del 2007, doña Lupita abandono el hotel «Diligencias» concluyendo así la historia del emblemático restaurante donde se decidieron candidaturas a presidentes municipales, diputados locales y regidores. El caserón que pudo haber sido suyo en heredado y que se había negado a aceptar, fue vendido a los actuales dueños, donde hoy está instalado el hotel «La Choza».

Martín Armenta Gil.

Martín, el hijo mayor de doña Lupita obtuvo su título de abogado en 1990.  Al iniciar sus estudios conoció a la señorita Micaela Sauceda Delgado, que era asistente de Contador en Tesorería Municipal del Ayuntamiento de El Fuerte. «Mica» es sobrina del ex alcalde Manuel Sauceda Valenzuela. Del matrimonio de Martín y «Mica» nacieron Martín y Casia. Por sugerencia de doña Lupita, contrajeron matrimonio el lunes 12 de diciembre de 1977 como un regalo por el Dia de Nuestra Señora de Guadalupe, el festejo nupcial se llevó a cabo en casa de don Oscarito Fierro (tío del licenciado Polo Infante, ex alcalde de Ahome), quien fue padrino de bodas.

Director de Seguridad Publica, la anécdota.

Amaba tanto a sus hijos, que cuando doña Lupita se enteró que el entonces alcalde Víctor Sarmiento le había propuesto a su compadre Martín Armenta Gil que aceptara la Dirección de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, de inmediato me mandó llamar.

Me dijo, “Agustín quiero pedirte un favor, convence a Martín que no acepte la Dirección de Seguridad, ay Dios guarde si llegara a pasarle algo yo me muero, por favor convéncelo, tú puedes”.

Salí con la encomienda, sabía que yo convencería a Martin, pero el muy ladino se me atravesó con un seis de cervezas Tecate rojas, de esas que te paralizaban, después del segundo seis confieso que Martín termino por convencerme de que su decisión ya estaba tomada. Les juro que sí intenté convencerlo, pero Martín salió más vivo que su mama y que yo. Y fue un excelente Director de Seguridad Publica.

Quise mucho a doña Lupita y aún estoy apenado por haberle fallado.

Octubre mes de las fiestas.

El «Tachi» y alma Astorga, el profesor Mario Benítez y Oscarito Fierro, fueron vecinos del restaurante «Doña Lupita».

El exdirector de Acción Social, Merardo García Hurtado vivía en el hotel y como promotor de grupos musicales en el mes de octubre siempre había algún grupo para el festejo pues ese mes cumplían años Lupita, Josefina Barreras, Fraste Álvarez y el mismo Merardo, en una ocasión reunió a seis grupos musicales encabezando la noche «Los Batury» de Angostura.

El adiós a una gran mujer. 

Doña Lupita Gil falleció un domingo 07 de abril del 2013. A través de los años, en su restaurante desayunaron, comieron y cenaron cientos de fuertenses con dinero o sin dinero, pues su generosidad no tuvo limites, Doña Lupita decía a la gente que no tenía dinero para pagar sus alimentos, «ándale, siéntate, no te fijes». Hoy le hago un emotivo homenaje. 

Descanse en Paz esta gran mujer.


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