Crónicas de un periodista… El accidente de aviación que sufrió Pedro Infante en Guasave

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Por: Agustín Torres Sotomayor

La historia que hoy les comparto me la relato mi madre Francisca Sotomayor Sierra.

En agosto de 1947 había mucho escándalo en Guasave. Se anunciaba la presentación del ídolo sinaloense Pedro Infante para celebrar las fiestas patronales de Nuestra Señora del Rosario para el viernes 03 de octubre de ese año.

Mi madre que era aún adolescente, trabajaba en la tienda de ropa y mercería de don Luis Famania y como todas sus amigas, tenía la ilusión de acudir al trascendental evento que se llevaría a cabo en la alberca ‘Victoria’, era un local grandísimo ubicado casi a la rivera del rio Petatlán.

Pedro Infante.

Tenía varios amigos en Guasave entre ellos don Ignacio ‘nacho’ Bórquez, con quien se asoció para sembrar algodón. También fue su amigo don Rogelio Castro a quien invitó a la Ciudad de México en varias ocasiones.

Pedro conocía Guasave como ‘la palma de su mano’ porque don Delfino Infante, su padre, se había traído de Guamúchil una temporada a la familia para trabajar como clarinetero con la ‘Banda Orquesta Ibarra’, que dirigía don Luis Ibarra. 

Don Delfino había rentado una pequeña casa a dos cuadras de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, mientras que doña ‘Cuquita’, la madre del ídolo de Guamúchil, se dedicaba a la costura para ayudar a la economía familiar.

Pedro llego a la pista aérea de Guasave el viernes al mediodía, el rustico aeropuerto se localizaba donde hoy está ubicado el viejo Panteón municipal frente a la plaza ‘Ley’ Guasave. Era un llanete extenso lleno de calcáreas y algunos macapules y mezquites a los costados de la pista. Ya lo esperaba don ‘Nacho’ Bórquez. 

‘No te vas a quedar en el hotel, te vas a quedar en mi casa”, le pidió el agricultor guasavense. Después de comer fueron a ver los campos de algodón.

Por la noche la alberca ‘Victoria’ estaba a reventar, ya no cabía ni un alfiler, la gente aplaudía y cantaba cada una de las canciones junto con Pedro Infante. Cuando el mariachi empezó la melodía de la canción ‘Amorcito Corazón’, el público aplaudió, de pronto Pedro ordeno que parara la música.

‘Yo quisiera que toda la gente que está afuera, se metan acá con nosotros”, expresó.

Había más gente trepada en las paredes, en las ramas de los álamos y los que no tuvieron dinero para ver al ídolo de Guamúchil, se quedaron afuera para escucharlo.

“Si la gente que está afuera no entra, entonces yo no sigo cantando”, sentenció Pedro. 

La gente empezó a aplaudir y a exigir que se abrieran las puertas. Dicen que había más de dos mil personas cuando el mariachi continuó con la canción.

Pedro durmió esa noche en casa de su amigo ‘Nacho’ Bórquez. Al día siguiente mando hacer 200 tamales de elote que pensaba llevarse a México. A las 5 de la tarde, se puso un sombrero sinaloense para ir a adorar a la Virgen del Rosario.

Cuando entró a la plancha de la plazuela ‘Miguel Hidalgo’ con Rogelio Castro por un lado y ‘Nacho’ Bórquez acompañándolo por el otro lado, apenas pudo avanzar, había más de diez mil fieles devotos que iban a adorar a la virgen igual que él.

‘Miren, él es Pedro Infante’, exclamó una señora.

Pedro se bajó el sombrero y apresuró como pudo el paso, se metió a un puesto de venta de churros, después a otro donde vendían imágenes religiosas, hasta que logro subir la escalinata y entrar a la iglesia y en la larga fila, alcanzó a adorar a Nuestra Señora del Rosario.

La tarde ya empezaba a pardear, el sol estaba por ocultarse, Pedro llegó al aeropuerto acompañado por ‘Nacho’ Bórquez. El equipaje del ídolo de Guamúchil estaba ya dentro de la aeronave. “¿Y los tamales?”, pregunto. “Ya están arriba”, le dijo un mayordomo.

Luego de despedirse de sus amigos, Pedro insistió al piloto que se llevaría el avión, el piloto quiso oponerse, pero el de Guamúchil era un terco convincente.

Cuando Pedro encendió los motores, la oscuridad empezaba a cubrir con su manto la pista, Pedro le pidió a ‘Nacho’, a don Rogelio y al mayordomo que pusieran los automóviles para que con los fanales le iluminaran la pista de aterrizaje. A pesar que le advirtieron que no era suficiente la iluminación, Pedro empezó a tomar pista, la aeronave fue y se impactó con un viejo mezquite. Todos corrieron a auxiliar al ídolo de Guamúchil, luego de ayudarlo a bajar se dieron cuenta que sangraba del cuello, pero el golpe lo tenía en el mentón, la herida requirió tres puntadas.

Ese fue su primer accidente, de los tres que sufrió en los diez años que le quedaron de vida. Murió en Mérida, Yucatán un día como hoy, un viernes 15 de abril de 1957, cuando tuvo que trasladarse a la Ciudad de México requerido por una demanda por bigamia, de la que fue su única esposa, la culiacanense María Luisa León.

Se cumplen 64 años de su partida, descanse en Paz Pedro Infante Cruz.


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