Crónicas de un periodista… La noche en que apareció el espíritu de don Felipe Iza Acosta

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Por: Agustín Torres Sotomayor

Hoy les comparto retazos de mi vida, la aparición espectral de un choixense muy querido por sus paisanos. 

Era un jueves 16 de octubre de 1996. Ya empezaba a obscurecer cuando bajé del camión de Ramón Iza en el que me fui de Los Mochis a Choix.

Mientras me despedía de ‘el chachis’ que era el boletero, me encontré a mi amigo Rosario ‘chayo’ Nieblas bajando la escalinata. 

Que paso mi amigo Agustín, me dijo ‘chayo’ muy gustoso. En ese momento trabajaba en la Casa de la Cultura y para hacer tiempo nos fuimos caminando por toda la avenida Gral. Francisco R. Serrano de Choix que también es pueblo y se alumbra con ocote.

Por más que busqué con la mirada a Ramón Iza no lo encontré. Me gustaba platicar de política con él. Nos fuimos ‘chayo’ y yo platicando las novedades políticas del pueblo.  

Al día siguiente que sería viernes 17 de octubre tenía que acompañar al alcalde a una gira de trabajo a Casas Viejas, Bacayopa, Yecorato y a El Pichol, había que madrugar.

La estadía en la casa que rentaba ‘chayo’ Nieblas fue agradable y más aún esa fría noche donde campeaban las ‘pacifiquitos’ bien heladas. 

“Chayo’, ya son las 10 de la noche y no le avise a mi compadre ‘lito’ (José Luis Mundo) que me iba a quedar a dormir en su casa esta noche, ya me voy a ir”, comenté.

“No espérate, aquí se puede quedar a dormir mi amigo Agustín, tú no te preocupes por nada”, comentó ‘chayo’.

“¿En verdad?”, inquirí.

“Claro es cuestión de tender unos cartones y unas colchas en el piso me respondió. Ni modo que no estés acostumbrado a dormir en el suelo. Claro que, si te acepto la posada”, le dije.

Seguimos platicando una hora más. A las 11 de la noche tendí las colchas y salí al patio a lavarme los dientes. La casa está ubicada en la esquina de la avenida Francisco R. Serrano y Constitución, eran como cuartos de renta que pertenecieron a don Felipe Iza Acosta y a su hermano Juan, ambos fallecidos. 

Fueron tíos del exalcalde Juanito Iza y del mismo Ramón Iza.

‘Chayo’ Nieblas se acostó en su cama, yo a dos metros en el piso. Durante veinte minutos intente conciliar el sueño, pero había ruido en la banqueta de la calle. Se escuchaban unos pasos que recorrían esa esquina de un extremo a otro. La persona hacia ruido con uno de sus pies, me dio la impresión que lo arrastraba y cuando rozaba con el cemento provocaba un ruido que me impedía dormir.

Media hora después ya casi a las 12 de la noche el ruido paro, di gracias a Dios, por fin podría dormir, eso pensé yo.

Cuando menos lo esperaba, escuche los mismos pasos, pero ya no se escuchaban en la banqueta de la calle sino en el patio interior de la casa, a un lado de donde estaba el baño.

Fue cuando esta persona abrió la puerta que estaba entrecerrada. Que impertinente este amigo, pensé yo muy avergonzado.

Mientras la puerta se abría, un escalofrío recorrió mi cuerpo y un sudor helado me perlo la frente. De inmediato me cubrí la cara con la cobija.

Pero la curiosidad, que es la madre de todos los periodistas me hizo abrir un espacio para poder ver al señor. Entre la oscuridad y los rayos de la luna de octubre que se asomaban al cuarto, pude verlo.

Media como 1.80 metros, era rollizo, de facciones finas, traía una camiseta blanca con un pantalón holgado, no supe si era color café, caqui o azul. Levanto una pierna y luego la otra, se subió a la cama donde dormía profundamente ‘chayo’ Nieblas, vi cómo se acomodaba al otro extremo de la cama y hasta se acomodó la cobija por el frio choixeño que ya se sentía.

Yo avergonzado. Sabía que ‘chayo’ era muy generoso, pero no me dijo que había ofrecido posada a más personas.

Pensando eso terminé por quedarme dormido. El viernes a las 6 de la mañana me despertó el frio. Me levante volteando a la cama de ‘chayo’ Nieblas, pero solo estaba acostado él.

“Buenos días, ¿qué paso como amaneciste?” me preguntó el casero.

“Bien gracias, Chayo no sabía que iba a dormir otra persona aquí contigo, me dio vergüenza que me viera, me hubieras dicho”, expresé.

‘Chayo’ se sorprendió por la referencia y me afirmó tajante que nadie dormía en su cuarto solo él. Tuve que contarle sobre la aparición fantasmal que había visto una noche antes.

El lunes 20 de octubre de ese 1996 eran las 11 de la mañana cuando me avisaron que el ingeniero Felipe Valenzuela Iza, secretario del Ayuntamiento requería mi presencia en su oficina. Cuando entré me preguntó.

“¿Es cierto que viste algo paranormal donde renta Chayo Nieblas?”.

“Así es”, respondí.

Entonces él puso una foto sobre el escritorio donde aparecían seis personas.

“¿El que viste está aquí en la foto?”, me preguntó. 

Yo señalé a uno de ellos.

“No puede ser”, me dijo visiblemente impresionado. 

Es mi tío Felipe Iza Acosta. El murió hace tiempo. Me pusieron su nombre en honor a él. Yo me quedé sin habla. Hasta Ramón y Juan Iza me pidieron que les contara lo que aquí relato.

De esta experiencia paranormal que viví ya pasaron 24 años. Cito nombres y fechas para que sean consultados porque no digo mentiras. Experiencias como esta he vivido muchas, decenas de veces desde que tenía 5 años.

Don Felipe Iza Acosta heredó a Faisal, hijo de mi amiga Mercedes Valenzuela Iza, pero después de su muerte don Felipe sigue recorriendo su propiedad porque cuida un interés o entierro.

El tiempo y la distancia no existen en el mundo espiritual donde un minuto puede ser igual a 24 años. No tuve y nunca he tenido miedo a lo sobrenatural porque, aunque no lo crean si hay vida después de la vida.

Agradezco a mi amigo el profesor Ángel Villalba por su apoyo y a la licenciada Yelitza Cota.

Felicito a la presidenta municipal de El Fuerte, Nubia Ramos Carbajal, por la rendición de cuentas de su II Informe de Gobierno de su periodo de reelección.


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