Crónicas de un periodista… La primera bailarina de la compañía nacional de danza, Susana Benavides, se despidió en El Fuerte.

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Por: Agustín Torres Sotomayor

(Tercera entrega de tres partes)

Si me permiten hablar, les comparto retazos de mi vida… Gracias al programa «Fiestas grandes en Tehueco» que montamos en 1987 mi entrañable hermano y querido amigo, el síndico municipal de Tehueco en esa época, Miguel Quintero; el gobernador del Centro Ceremonial Indígena, Domingo Flores; el profesor de danza de Tesila, Neftali Contreras; y un servidor, Agustín Torres Sotomayor, que organizamos para conmemorar el 424 Aniversario de la Fundación de El Fuerte de Montesclaros fue como la doctora María Teresa Uriarte de Labastida, incluyó al municipio de El Fuerte dentro del Festival Cultural de Sinaloa para el año siguiente, 1988.

En octubre de ese año 1988, DIFOCUR me envió el programa oficial del Festival Cultural de Sinaloa.

Cuando lo dimos a conocer a mis amigas más queridas, «estás loco» me dijo ‘la ñeca’ Lugo. Después se lo comenté a ‘la tina’ Acosta y me aseguró que yo estaba soñando.

‘La ñeca’ Vega fue más allá, «¿cómo crees que va a estar aquí la Compañía Nacional de Danza? ¿de cuál fumaste?

“Estas inventando” me dijo Lola Estrella, “aquí a El Fuerte nunca vendrá un grupo como ese”.

Remataron ‘la ñeca’ Estrella y su hermana Luz Elvira quienes de plano me dijeron que yo era un soñador, pero fue más bondadosa la maestra María de Jesús Pedrozo que me dijo, “ojalá mijito venga esa compañía de ballet a El Fuerte. Desde que el presidente don Miguel H. Ruelas festejo el 400 Aniversario de Fundación de nuestra ciudad, jamás ha habido una fiesta que lo supere”, me aseguró.

Tal vez tenían razón. La Compañía Nacional de Danza de Bellas Artes solo se presentaba en escenarios internacionales.

Al día siguiente me dije, “Agustín manos a la obra”. Convoque a niñas y niños de las escuelas primarias de El Fuerte para que fueran edecanes del Festival. 

Entre los 20 aspirantes llegaron Luisito y Cristy Ruiz Galindo (hijos de ‘el keno’ y la doctora María Teresa Galindo); Alejandro Porath, nieto del mecánico que vivía frente a la Bodega Aurrera; ‘pancho chayane’ del barrio Tenería; Juan Carlos Estrella, Ana María Ayala, Juan Pablo y Anel Estrella que en 1987 nos habían ayudado en el pasado festival municipal. También Omar Santoyo, Liliana Garnier, Mayte Valenzuela. También, Aidé López ‘la prieta’, mi hermana Rosalia ‘la mamy’ Torres Sotomayor a quien amo y mi compadre Felipe Salcedo, vocalista del grupo «La Inversión» de El Fuerte.

Ese martes 15 de noviembre los bailarines de la Compañía Nacional de Danza de Bellas Artes llegaron al mediodía al palacio municipal.

“Que hermoso es todo, aquí me voy a despedir”, afirmó Susana Benavides, la primerísima bailarina.

Después de haber pisado los escenarios más importantes de París en Francia, de España, Rusia, Argentina, Italia y por supuesto en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, Susana Benavides eligió El Fuerte para cerrar una carrera de triunfos en el ballet para despedirse de una carrera pletórica de éxitos.

“!Gulp!”, dije yo. Después de París, Madrid, la antigua Checoslovaquia, Rusia, Argentina, ¿qué más quedaba?  ¿Me preguntaba, porque eligió El Fuerte para despedirse de su carrera dancística?

“Porque solo queda El Fuerte y ya no hay más”, me dije convencido yo mismo.

Para ese evento convoqué en escuelas primarias y en la secundaria, ¿alguno de ustedes quiere ser edecanes del gran festival? Les dije.

Así fue como se sumaron Alejandro Porath, Luisito y Cristy Ruiz Galindo que le preguntaron a la ‘prima dona’ Susana Benavides ¿se le ofrece algo? Podemos conseguirle desde una aguja hasta un elefante.

Susana Benavides sonrió ante la sugerencia de las niñas y niños edecanes de El Fuerte.

Esa noche de la presentación debo confesar que estaba bastante nervioso.

Sugerí a mis edecanes titulares, los queridísimos amigos Juan Carlos Estrella, Aida ‘la prieta’ López, Liliana Garnier, Mayte Sauceda, Iris Montes, Juan Carlos Álvarez, Anel y Juan Pablo Estrella y su novia Ana María Ayala y a Omar Santoyo.

«Cierren las puertas del palacio, el espectáculo es ballet, la gente podría aburrirse, levantarse e irse. Sienten a la gente y no permitan que nadie salga, sería muy penoso que la gente se levante y se vaya», debo confesar que tuve terror que la gente desairara un espectáculo internacional.

Para sorpresa de todos nosotros, el público ni siquiera intentó irse, cuando la primera bailarina Susana Benavides se despidió, ocho veces y de pie el público fuertense la regresó al escenario.

Con lágrimas en los ojos nos comentaría después en la cena que le ofreció el Ayuntamiento del alcalde Manuel Sauceda en el restaurante «Supremo» de Memo, que jamás había tenido tanto cariño de un público como el de El Fuerte.

Para concluir este episodio les diré que en 1963 don Miguel H. Ruelas había festejado el 400 Aniversario de Fundación de El Fuerte y ese año en 1988 siendo alcalde Manuel Sauceda Valenzuela, el Festival Cultural Sinaloa había igualado y superado esa conmemoración.


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