Por: Agustín Torres Sotomayor
Si me permiten hablar… fueron días de mucha presión. Era el año de 1986, el candidato del PRI al Gobierno del Estado era Francisco Labastida Ochoa quien llegó a Sinaloa con su equipo de trabajo compuesto entre otros por Esteban Moctezuma y su yerno Carlos Alcudia, en ese tiempo estaba casado con Rocío Labastida.
En El Fuerte, el presidente del comité municipal del PRI era don Rubén Vega Quintero y el secretario general, Manuel Sauceda Valenzuela. La dirigente de las mujeres (ANFER) era su esposa ‘lupita’ Miranda Rosas quien había construido su propia carrera política, haciendo honor al gran luchador social que fue su padre don Benito Miranda de San Pedro, El Fuerte.
En Sinaloa el político mejor posicionado era el dirigente de la Federación de Trabajadores de Sinaloa, Juan S. Millán, uno de los cetemistas de todo el país mejor evaluado y muy cercano al dirigente nacional de la CTM, don Fidel Velázquez.
Labastida Ochoa y sus asesores llegaron a Sinaloa sin conocer a su clase política, tal vez por eso desestimaron la fuerza política de los obreros de Sinaloa. Finalmente, después de estiras y aflojas de las negociaciones, la CTM tendría candidato a la Presidencia Municipal en el municipio de Salvador Alvarado. Pero como en política los escenarios cambian así cambiaron la decisión.
Seria para El Fuerte la nominación a la alcaldía y no para Salvador Alvarado. Esa nominación recayó en Francisco Manuel Sauceda Valenzuela, secretario general de los filarmónicos.
Contra tirios y troyanos el PRI hizo su candidato a la alcaldía a Manuel Sauceda y candidato a Diputado Local a don Rubén Vega. Faltaba la negociación para los candidatos a Regidores.
La instrucción de Juan S. Millán fue contundente.
“Busquen a Héctor Gómez de San Blas, díganle que va como candidato a Regidor”.
El PRI en El Fuerte se volvió un caos. Nadie conocía al candidato a regidor Héctor Gómez.
Los cetemistas de El Fuerte estábamos ahí cuando el candidato Manuel Sauceda le pidió a don Felipe López que fuera a San Blas a informarle a Héctor Gómez que venía en la formula del PRI como candidato a regidor.
Pancho de la Garza (compadre de Luis Lachica), ‘ponchito’ Cuadras, Ciro Hernandez, ‘juanito’ Osorio, Roberto Ayala ‘el chabuli’ (compadre de Manuel Sauceda), Felipe López (padre de Rubén López ‘el gallinas’), Joaquín ‘quin’ Ibarra, Javier Ayala, Luis Lachica, ‘chuyequito’ Vega, ‘lupe’ Coronado y yo que soy Agustín Torres Sotomayor, ahí estábamos haciendo bola apoyando a nuestro sector.
Salió Don Felipe López a San Blas con la encomienda.
En el comité municipal del PRI, que estaba frente a la plazuela en pleno centro histórico, había una fiesta.
Decenas de priistas de todo el municipio llegaban a felicitar a Manuel Sauceda y a Rubén Vega.
Pasaron dos días de la encomienda hasta que regresó don Felipe López.
“Manuel te tengo noticias, ya platiqué con toda la gente de San Blas. Hablé con los taxistas, con los ferrocarrileros, con los puesteros del mercado y hasta con la Albina con el ‘todas mías’ y con el ‘chicofun’…nadie conoce al tal Héctor Gómez”, sentencio don Felipe.
“No podemos quedarle mal al licenciado Millán, que hacemos”, se preguntaba Manuel y yo le dije, “candidato ni modo, si Héctor Gómez no existe vámonos al plan B y que nos perdone el licenciado. Que lo sustituyan con otro compañero, háblale al licenciado porque ya los tiempos no dan”.
Al día siguiente nos destornillábamos de la risa.
Nadie en San Blas supo quién era Héctor Gómez porque no existía con ese nombre en la rielera población.
Todo San Blas lo conocía como «El Piporro».
Héctor llegaría con una carpeta sonriendo con toda su documentación para ser registrado como candidato a regidor.
Nadie lo conocíamos por su nombre solo sabíamos que era «El Piporro», pero Héctor fue amigo del ex Gobernador y ex Senador de Nayarit, Rigoberto Ochoa Zaragoza quien a su vez era muy amigo de don Fidel Velázquez y también fue amigo de Juan S. Millán. Todo un personaje muy querido.
Un día un tráiler de ‘Lalo’ Astorga tuvo un accidente en Nayarit. ‘Lalo’ andaba muy preocupado, Héctor Gómez le dijo que no se angustiara, habló al Gobernador del Estado de Nayarit, Rigoberto Ochoa Zaragoza y ‘Lalo’ no pago ‘ni un cinco’ del traslado de su unidad. De ese tamaño fue la amistad que Héctor le entregaba desinteresadamente a la gente que quería. ‘Lalo’ le debe a Héctor su carrera política
*La lealtad de «El Piporro»
Era domingo 14 de diciembre de 1986. Había culminado la asamblea de cambio de dirigencia de la Alianza de Transportistas “Rio Zuaque” en San Blas.
El dirigente de la Federación de Trabajadores de Sinaloa, Juan S. Millán presidio la asamblea.
La comida se llevó a cabo en la hacienda «La Mariposa» propiedad de la familia Balderrama que se ubica en la alameda del campo Esperanza.
Mientras se desarrollaba la comida, Héctor Gómez le pidió a Luis Lachica que lo acompañara y ambos se encaminaron a la mesa de honor donde compartía Juan S. Millán con Manuel Sauceda, presidente municipal electo, por el Diputado Local Rubén Vega y por la directiva entrante y saliente de la Alianza “Rio Zuaque”.
Cuando llegó Héctor, el licenciado Millán, atento como siempre ha sido, se puso de pie y abrazo al regidor electo.
“Licenciado”, dijo Héctor, “él, es el licenciado Luis Lachica, quiero pedirle que sea el Síndico Municipal de San Blas”.
Así como lo pidió así fue. Luis Lachica que había sido un importante funcionario de la Secretaria Federal de Hacienda y Crédito Público en la Ciudad de México se regresó a servirle a su tierra como Síndico Municipal.
Ya siendo Regidor Constitucional y presidente de la Comisión de Obra Pública, Héctor Gómez también le sugirió a Luis Lachica que nombrara a Eduardo Astorga Hernández como Colector Municipal y a ‘el gordo’ Castro como Comandante Municipal, propuestas que se cumplieron. Hasta Lourdes, hija de Héctor Gómez fue secretaria del Colector Municipal.
Han pasado 33 años que sucedió esta crónica. Muchos de los aquí mencionados ya se nos adelantaron en el camino. Algunos de ellos como Felipe López ya no lograron el sueño que teníamos los cetemistas de ver tomar protesta a Juan S. Millán como Gobernador del Estado de Sinaloa. Aquí seguimos recordándoles por siempre.
