Crónica de un periodista… El hereje, no me pongas apodos.

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Por: Agustín Torres Sotomayor

Si me permiten hablar… “No me gustan los apodos”, afirmó Marciano Valenzuela a Fernando Zapien. “No me ponga apodos”, sentenció.

Fue en el periodo 2007-2010 cuando Fernando Zapien fue Diputado Local de la 59 Legislatura de Sinaloa. Compartía la curul con Mario Zamora, atrás estaban Ana Menchaca; el profesor Crescenciano ‘el piry’ Espiricueta; la mocoritense Gloria Himelda Félix; Francisco Javier Luna Beltrán; el sinaloíta, Aaron Verduzco; Alejandro Higuera ‘el diablo azul’, el nativo de El Cubilete municipio de Guasave, Juan Figueroa Fuentes, expareja y padre de la hija de la actual Senadora, Imelda Castro; el hoy  el presidente estatal del PAN, el choixense, Juan Carlos Estrada; los guasavenses Diva Hadamira Gastelum y Vicente Galaz; Noe Contreras, el mejor Presidente que ha tenido Mocorito; también estuvo Sergio Torres Félix; la mazatleca  Irma Tirado, compañera de estudios del gobernador Quirino Ordaz en el I.C.O. de Mazatlán; el presidente del PRI en Sinaloa, Jesús Valdez Palazuelos; Joaquín Vega Acuña; mi ex presidente de El Fuerte, José Luis Vázquez Borbolla; Yudith del Rincón (qepd); Adolfo Beltrán; y  entre otros estaba también la actual presidenta de la JUCOPO, Graciela Domínguez Nava, quien era una muchacha inexperta pero bonita, aprendiz de legisladora y hoy convertida en operadora política de quien controla el Congreso del Estado, el Senador de la República, Rubén Rocha Moya.

Yo acompañé muchas veces a Fernando Zapien al Congreso, los conocí a todos. Comí, bebí y conviví con muchos legisladores. “Lo que comas, debas y bebas es lo que te llevas cuando te mueras”, decía el locutor José ‘chitole’ Torres.

Fue don Martin Mendoza quien en una de sus columnas periodísticas publicadas en “El Debate” el que bautizó a Fernando Zapien como ‘el Lando Buzzanca’ del Congreso del Estado porque era el único Diputado Local que acudía al Congreso de traje y corbata como un ‘dandy’. Era el galán.

Lando Buzzanca fue un actor del cine italiano que tuvo fama mundial en la década de los 70’s.

Cuando Fernando Zapien no tenía Sesión en el Congreso, trabajaba en su fábrica de mangueras para riego e instalaciones eléctricas «Polyman” en Los Mochis, empresa familiar construida con ahorros y sacrificios de Alma Castro, su esposa, y de él.

Mientras la señora Alma se encargaba de la administración, Fernando agarraba la escoba, la máquina de hacer mangueras o se iba a la máquina de triturar plástico. Quieto nunca estaba. Les ponía el ejemplo a sus trabajadores.

Un mediodía llegó un muchacho de nombre Marciano Valenzuela, se enfermó su suegra y se regresó con todo y familia de Nogales a la colonia “Estrella”. Alguien le dijo que podía haber trabajo en la empresa «Polyman» donde se fabrican mangueras.

Muy tímidamente llego Marciano a la fábrica y le preguntó a Santos, uno de los trabajadores. “Vengo a pedir trabajo, ¿está el dueño aquí?”.

“Si”, le dijo Santos, “aquel que ves, el que anda barriendo es el dueño”. ¡¡Como!!  Expresó el muchacho que casi se le cae la mollera.

¿Podrá recibirme? preguntó.

“Tu acércate, no hay bronca con él, nomás te advierto que a todos cuando entramos nos pone un apodo”, le dijo.

“Pero a mí no me gusta eso”, indicó el aspirante a emplearse.

“Este muchacho quiere hablar con usted oiga”, le dijo Santos al legislador y dueño de la fábrica, Fernando Zapien Rosas.

“Señor, quiero trabajar, ¿podría usted, podría darme trabajo?”, le dijo Marciano.

“Claro, estamos en temporada alta. Ponte de acuerdo con Santos”, respondió Fernando.

Pero antes de amarrar la chamba, Marciano le aclaró:

 «Yo le agradezco mucho la oportunidad, soy de aquí de Mochis, pero me tuve que venir de Nogales porque se me enfermo mi suegra, lo único que le voy a pedir es que no me ponga apodos, eso no me gusta oiga, nunca me ha gustado”, señaló Marciano.

Y Fernando Zapien respondió:

“¿Entonces te vas a quedar hereje?”.

Marciano ni siquiera entendió el significado de esa palabra.

Al día siguiente todos los trabajadores le gritaban a Marciano:

«Hereje…hereje Trame un rollo de manguera». “Hereje hace falta cargar un camión”.

Y así le quedó los meses que estuvo en «Polyman»…»el hereje».

PD. Dedico esta columna con mucho dolor a mi amigo Isidro Marín Pacheco «el doctor Marín» de las farmacias Similares de Mochicahui y El Fuerte quien este miércoles falleció de Coronavirus. Que en paz descanse.


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